1. Empresa de azotes.


    Fecha: 20/04/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    El caso es que he dejado atrás las largas horas de oficina en frente de una pantalla de ordenador, dejándome los ojos para recibir a final de mes algo tan vulgar, cuando se convierte en lo único, como es el dinero.
    
    Mi nueva empresa ofrece a los clientes una terapia basada en el castigo corporal a medida. Tenemos contratos con empresas que ofrecen a sus empleados, en régimen voluntario, la posibilidad de suavizar o directamente sustituir otras medidas punitivas por azotes en el culo.
    
    También atendemos particulares, que buscan, a través de las azotainas, mejorar su autoestima. Aquí la variedad es muy amplia, ofreciendo desde sesiones de azotes sobre el regazo en un ambiente íntimo, hasta azotes con público, verdaderas representaciones teatrales donde uno o varios participantes acaban con el culo al aire enfrente de un público cuidadosamente seleccionado.
    
    No ofrecemos sexo. Pero créanme, varias chicas me han abierto las puertas de sus casas o han acudido a la mía para, una vez acabado el trabajo, unirme a ellas y disfrutar del sexo con una pasión que jamás había experimentado.
    
    El día a día lo dividimos en sesiones de unos 30 minutos que incluyen, en el caso de los empleados que vienen de parte de su empresa, varios pasos perfectamente tipificados. Por un lado, la recepción en la entrada. Luego el paso al despacho donde se habla de su caso y se explica el proceso. Terminado esto ofrecemos a la persona la posibilidad de aliviarse en el cuarto de baño, tratamos de evitar que alguien orine o se tire un pedo, por nombrar los dos incidentes más habituales, mientras tiene lugar el "castigo".
    
    En tercer lugar, se lleva a cabo la inspección del culo para comprobar que todo está en orden. Normalmente uno de nosotros acompaña al cliente a un pequeño cuarto oscuro alumbrado por un neón que cuelga del techo. Allí, procedemos a examinar el trasero de turno para posteriormente, pidiéndoles que separen las nalgas, chequear el orificio anal con ayuda de una linterna. En la mayoría de los casos le metemos el dedo en el culo. Esta primera revisión, hecha en la intimidad, intenta añadir una pizca de humillación y también nos sirve, como es natural, para comprobar que todo está ok y tranquilizar a la persona en caso de que este, como suele ser el caso, muy nerviosa.
    
    Luego, normalmente las personas del equipo que no han tomado parte en la revisión el culo, son las encargadas de llevar a cabo el castigo en sí. Este suele constar de dos partes. El calentamiento o nalgadas a la antigua usanza donde el varón o la mujer se tumba sobre las rodillas del azotador y recibe los golpes con la mano y una segunda donde el cliente recibe, dependiendo de la falta y la ocasión, un determinado número de golpes de paddle o vara. Por supuesto, todo esto con el culo al aire, ya que es muy importante controlar el desarrollo del castigo y distribuirlo por toda el área.
    
    Las reacciones son muy variadas, hay quien llora, hay quien aguanta, hay quien disfruta durante el ...
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