1. Segunda vez: La confirmación


    Fecha: 14/03/2019, Categorías: Gays Autor: Desireux, Fuente: CuentoRelatos

    ... dilatado culo; métela! Empujó; despacio por favor! Le supliqué de nuevo.
    
    Poco a poco su verga se fue abriendo paso; entró el glande; gemí... Para! La saco, aplicó mas lubricante y volvió a meterla, está vez mi culo cedió y se trago la mitad de su verga, era alucinante el estímulo de su miembro dentro de mí, el sentirlo entrar y salir, se movía lento, con mis manos limitaba el movimiento de sus caderas; lento! Susurré... Tenía el culo adolorido, a causa del grosor de su hermosa verga. Con cada empujón, entraba un poco más; su cuerpo danzaba...
    
    Me debatía entre el goce y el ardor, ardor de placer, cerré los ojos y lo imaginaba, moviéndose con gracia, con ritmo lento, me rendí a él y él, agradecía mi entrega, entraba suave y salía, se hundía profundo, como la espada al costado, apuntaba y acertaba, como la flecha en el blanco, era un hierro caliente, me quemaba por dentro, con un fuego lascivo, que lejos de lacerar, encendía mi apetito por su sexo... Este culo es tuyo! Haz lo que quieras con él! Para entonces su verga entraba completa dentro de mi, mis jadeos, eran su triunfo; cada vez más intensos, más precisos; Sigue, sigue! Te quiero todo adentro! Apoyo la planta de mis pies en sus pechos, casi al ancho de sus hombros, mis rodillas flexionadas a causa de su peso reclinado sobre de mi, sujeto mis caderas, de un empujón me la metió hasta el fondo, se movía con mayor velocidad, sus caderas ondulaban, su cuerpo hacía figuras en el aire, sus trazos se esparcían por la habitación, el roce de su pene por dentro, eran un sin fin de sensaciones, me transportaban a su dimensión, el volaba, bailaba, yo me deleitaba, lo disfrutaba; nuestros rostros matizaban el deseo, el placer, el sexo.
    
    Era un artista, encumbrando su obra, pintando su lienzo; su piel blanda, su pelvis fuerte; su sexo era mi cumbre; mis nalgas lo acogían, lo devoraban; estaba en un estado de trance, recibiendo su mejor cogida; él, dando lo mejor de sí, yo, correspondiendo a su esfuerzo; nos hacíamos merecedores de lo que cada uno entregaba. Gemí intensamente, Ay que rico! Que rico papi! Que rico coges! Estaba en la plenitud de mi excitación, mi éxtasis encumbrado; él, se movía con una fuerte dulzura, seguía dándome lo que quería y quería su verga adentro, siempre adentro.
    
    Se salió repentinamente y me hizo señas para bajarme del pasamanos del sofá, me incorporé y con un movimiento de su mano me indujo a arrodillarme; abre la boca!
    
    El primer chorro, cruzó de mi ceja izquierda a mi mejilla derecha, el segundo fue de mi nariz a mi labio superior; lo demás encajo en mi boca, su eyaculación fue abundante y tibia, su textura espesa, la esparcí por toda mi boca, antes de tragar su semen, luego lo arrojé de nuevo al sofá y le chupe la verga, hasta limpiarla, disfruté lo que quedaba de su venida, me levante, mi erección era manifiesta y sin decir nada me masturbó, puso mi eyaculación en su pecho y abdomen, nos bañamos. Ese noche me quede a dormir. 
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