Examen médico – De niña a mujer… Jaime el Amo 12 - Relatos Eróticos

Examen médico – De niña a mujer… Jaime el Amo 12

... dejando un reguero de sangre. Pero las volvían a poner sobre el pecho, cogiendo algo más de la aureola. Llegué a colgarle veinticinco kilos antes de que el labio cediese y se desgajase por completo. Creí que había consecuencias, pero solo perdí la apuesta, pues me quedé sin lugar donde volver a poner pinzas. La consecuencia fue para la chica pues el dueño había anunciado un castigo de mil latigazos para la que perdiese aguantando menos. Cuando ambos compañeros llegaron a superar los quince kilos, pese a que varias pinzas habían caído, ella supo que su destino estaba sellado. Las pinzas de sus compañeras llegaban más allá de la aureola, aunque habían anunciado el pezón no se le pusieron pegas mientras pinzasen este. Y sí, llegaron a más de los veinticinco kilos, aun a costa de grandes grietas en sus pechos, supongo que las dañaron, aunque no llegaron a desgajarlas por completo. No le di los latigazos. De hecho, ni siquiera me pude quedar a ellos. No sé si sobrevivió. Nadie había curado la hemorragia del labio cuando nos hicieron ir.

»Así que sí, aceptaré su oferta de ser mi mentora, para que me enseñe a controlar mis acciones, además de que siempre estoy dispuesto a aprender nuevas técnicas.

—Bien. Aquí no usamos jeringuillas. Es otra opción, aunque sí hay que pinchar. Pero una vez realizado dejamos que las bolsas de suero se vacíen por sí solas. El dolor es menos intenso, pero más duradero. Además da tiempo a que el propio cuerpo la vaya distribuyendo por el pecho, por lo que la hinchazón es más homogénea y no queda a bultos.

Clavó las agujas y le dijo que mientras se llenaban los pechos de Rocío podía ir explicándole los resultados, a falta de análisis y pruebas externas con las muestras tomadas.