1. La invitación


    Fecha: 18/04/2019, Categorías: Bisexuales Autor: danielopolis, Fuente: CuentoRelatos

    ... podría contener ese mensaje misterioso, pero no podía ir a revisar el saco, no tenía intención que mi mujer me viera y me preguntara sobre el tema.
    
    El lunes, me levanté para ir trabajar, desayunamos, besé a mi esposa y me fui a mi trabajo dispuesto a renunciar para incorporarme al día siguiente a la empresa de mi suegro.
    
    Hice dos cuadras con el auto, me detuve y metí la mano en el bolsillo de mi saco, abrí el papel y había un número de un celular. Me resultó extraño. Mucho.
    
    A las 10:30 en el trabajo tenemos una media hora para desayunar, aproveché la oportunidad, y me fui al patio de la empresa, que no es muy amplio pero no va casi ninguno a esa hora. Tomé mi celular y llamé al número que indicaba la nota.
    
    Del otro lado me respondió Adela: hola Benicio, ¿cómo te va?
    
    Bien, respondí, y enseguida, pregunté: ¿a qué se debe esto Adela? Me lo explica porque no entiendo nada.
    
    Es simple, me dijo: se trata de una invitación, para que vengas a mi casa el martes de la semana que viene, es decir tenés algunos días entre hoy y la propuesta que te he hecho.
    
    Le dije: ¿a qué hora vamos con Ludmila?
    
    No, me respondió, la invitación es solo para vos y la hora es a eso de las siete de la tarde. Te esperamos, y me colgó.
    
    Quedé más intrigado que antes. Pensé en las palabras de mi suegra, te esperamos, dijo. ¿Quiénes me esperan? ¿De qué se trata todo esto?
    
    No me quedaba otra alternativa que esperar e inventar algo para poder salir de casa y que Ludmila no sospechara nada. Siempre resulta efectivo decir que vamos a jugar al fútbol con los amigos y luego comeremos algo, de modo de llegar algo más tarde de lo habitual pero sin generar dudas en el que espera.
    
    Y por fin llegó el martes, iba a poder dilucidar el misterio, correr el velo y saber de qué se trataba todo eso. Saludé a mi esposa y fui hacia el auto, guardé el bolso con la ropa deportiva en el baúl y me dirigí a la casa de mis suegros.
    
    Llegué a las siete y veinte, más o menos, no había mirado el reloj.
    
    Llamé y para mi asombro me atendió Adela, con un baby doll rojo, transparente, podía ver sus hermosas tetas caídas y una pequeña tanga también de color rojo, me dio un beso en la boca y me dijo: pasá, ya empezamos, pero te unís… no hay problemas.
    
    Ingresé al gran comedor de las casa y allí vi, para mi asombro, a mi suegro en bolas con la verga parada, igual que dos amigos suyos, y a mi cuñada que estaba chupándole la verga a los tres, a espacios regulares de tiempo y en cierto orden, mi suegra me ayudó sacar la ropa y me empezó a acariciar la verga que se me paró rápidamente, se agachó y me la chupó toda entera, la podía tragar todita, y luego pasó su lengua por el tronco, de arriba hacia abajo, la levanté, nos dimos unos besos de lengua y se le metí en la concha, la tenía toda abierta, mojada y golosa, no dejaba de gemir.
    
    A todo esto, Marina, estaba siendo sometida a una doble penetración por los amigos de su padre, que me fueron presentados durante esa pequeña orgía, ni ...