Se traga mi leche. - Relatos Eróticos

Se traga mi leche.

... bajarme.

Me arrime a su oído, y cogiéndole de la mano la acerque a mi paquete y le dije:

+Guapa, mira cómo me tienes. ¿Te gustaría tomar un poco de leche? La siguiente es mi parada, ¿te bajas conmigo?

Ella se giró un poco, me miro, su mirada era amable he inocente, y asintió con una sonrisa un poco picara.

Nos bajamos, no había ni un alma, ni el hombre de seguridad. Yo no podía esperar a llegar a mi casa, la guie hasta un rincón que estaba bastante oscuro, pero se podía ver algo. La puse contra la pared y le abrí la camisa con brusquedad, se le salieron todos los botones, no llevaba nada, como sospeché en el tren. Empecé a besarle sus pequeñas tetas, y con mi mano derecha bajé hasta su coñito, depilado y sin nada, y le metí un dedo, así estuve poco rato, hasta que le metí dos y al ver que entraban perfectamente le metí tres. Estaba tan excitado que no me preocupé en ningún momento de si llevaba condones o no. Solo quería desahogarme. Necesitaba vaciarme en ella, ya me daba igual si en su boca, en su cara, su coñito, o en su culo.

Me saque la polla del pantalón, se quedó al aire, lucia totalmente empalmada, se me notaban las venas, ella la vio asombrada, imagino por lo gorda que la tengo, la tome del pelo y con brusquedad la baje hasta ella y le dije “chúpamela”.

Sin más abrió la boca y empezó a mamarla, se la metió entera, empezó a babearla toda, yo no dejaba de suspirar y de morderme los labios, los golpes de mi pubis en su cara, ese ruido de tragona, las babas, el roce de sus dientes en mi glande. Empiezo a sentir esa sensación de que estoy por correrme, comienzo a mover la cadera más fuerte, con la ayuda de mis manos le sujeto la cabeza con fuerza y precisión para follarme esa boca de zorrita. Sus ojos llorosos, la cara colorada, y ella sonriendo, era un cuadro para sacarle una foto y dejarlo enmarcado. Cuando estoy casi a punto de correrme, sin avisarle la empujo para que se la trague más y le hago una magnifica garganta profunda, ella sin queja alguna acepta toda mi polla, y de golpe empiezo a descargar toda mi leche en su garganta, jamás había tenido los huevos tan cargados como ese día, ella tragaba con un poco de dificultad, me apretaba las nalgas, y clavaba sus uñas por que se ahogaba. Ya en un momento me miro con suplica, en ese instante la saque y la solté, ella cayó al suelo. Me agache y la mire a los ojos, y le dije:

+Aún no hemos acabado.

Ella me miro seria, y al segundo se le formo una sonrisa en su cara.

Continuara...