1. Ludopatías (Capítulo 2)


    Fecha: 17/04/2019, Categorías: Infidelidad Autor: ElenaRmz, Fuente: CuentoRelatos

    ... ondulaba alrededor de su tranca, convulsionando casi continuamente, como si quisiera ordeñarlo. Pero estaba lejos de terminar. Me penetró unas cuantas veces más, asegurándose de que sintiera cada poderoso empujón.
    
    Y luego, todavía alojado profundamente en mí, me agarró del cabello y tiró, rodando mientras lo hacía, termine encima de él, Grite, de dolor, de sorpresa y de placer, mi peso cayó sobre el eje de Marcos y un repentino destello de éxtasis me atravesó.
    
    Por un momento, pensé que quería que tomara el control, pero resultó ser un error. Lo que quería, más bien, era lucirse. Sus caderas se movieron y me tomó por la cintura, levantándome antes de dejarme caer, manipulándome fácilmente mientras me usaba como un juguete sexual viviente. Los músculos de sus brazos y pecho brillaban a la tenue luz del dormitorio mientras sudaba.
    
    Mis tetas rebotaron salvajemente mientras subía y bajaba por su longitud. Sus manos fueron a mis pechos, estabilizando el moviendo de mis senos dándole la oportunidad de apretarlos y pellizcar mis pezones. Alguien estaba gritando breves gritos entrecortados, me di cuenta vagamente de que era yo. Mi voz era un poco ronca y mis gritos de placer fueron interrumpidos por la forma en que los poderosos empujes de Marcos sacaron el aire de mis pulmones. Trate de empezar a montarlo al ritmo de él, pero su fuerza implacable simplemente dominó, convirtiéndome en un verdadero juguete para coger.
    
    Marcos Sigue gritando, Quiero que tus vecinos sepan lo bien que te están cogiendo follaron.
    
    Quise dar una respuesta sarcástica, pero no pude. Todo lo que pude hacer fue tomar un respiro y soltarlo como otro grito de euforia primitivo y crudo. Con un pellizco en los pezones, me corrí. Mi panocha se apretó alrededor de la magnífica polla de Marcos, agarrándolo lo suficientemente fuerte como para obligarlo a disminuir sus poderosas embestidas. Gire las caderas, arquee la espalda y mi cabeza se agitó de un lado a otro mientras soltaba un aullido sin palabras.
    
    Marcos: Así, puta así, - no es que estuviera en posición de escucharlo, y mucho menos procesar lo que estaba diciendo. -Córrete en mi polla, linda puta fina. Apuesto a que el puto de tu marido novio no te hace correrte así.
    
    Si pudiera habría demostrado mi enfado por con eso, pero también tendría que admitir que mi Rey no podía estar a la altura, en más de un sentido.
    
    Antes de que mi clímax terminara, Marcos cambió las cosas nuevamente, rodando hacia un lado y una vez más colocándome boca arriba en la cama. Pero esta vez, había movido mis piernas a un lado y terminó de pie en el borde de la cama. Mi espalda estaba en la cama, pero mis caderas colgaban a fuera de la cama, sostenidas por las fuertes manos de Marcos y el grueso, rígido e inflexible poste incrustado profundamente dentro de mis entrañas.
    
    Marcos no perdió tiempo en reanudar sus bruscos y rápidos estocadas. En esta posición, podía usar la fuerza de sus piernas en cada penetración e hizo precisamente eso, ...
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