1. Una aventura increíble 4 y fin


    Fecha: 16/04/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Sulman, Fuente: TodoRelatos

    Por fin nos dirigimos, esta vez sí, al apartamento que comparte con sus amigas.
    
    Al llegar al portal, mi perrita intenta quitarse el collar y yo, indignado porque no lo haya pedido antes, la riño por tal desfachatez. No me lo puedo creer, cómo no, siempre pasan estas cosas, nos hemos dejado las putas llaves en mi apartamento con su bolso. Así que no nos queda mas remedio que tocar al portero automático.
    
    Entramos dentro y, mientras esperamos el ascensor, le ordeno que se coja con las manos las rodillas y separe las piernas, obligando de este modo, sacar el culo y subiendo sola la camisa dejando a la vista su precioso trasero y su coño empapado, asomándose la antena del juguete. Retumban los azotes que le doy con la mano mientras se oyen sus gemidos de queja. Pasado unos 20 cachetes, se me hace extraño y gracioso a la vez medir el tiempo con la zurra que le estoy dando, llega el ascensor. Le ordeno que se incorpore, enciendo el juguete a media potencia, recordándole que tiene prohibido correrse hasta nueva orden y le desabrocho un botón más de la camisa dejando a la vista su escote y el arnés de tiras como castigo.
    
    Mientras subimos en el ascensor me dedico a acariciar su clítoris hasta llegar al piso, la “pobre” está apunto de reventar de placer, pero decido parar antes de llegar y bajar el juguete al mínimo, ordenándole que se recomponga la camisa. Menuda carita de zorrona y súplica que tiene a partes iguales.
    
    Al abrir el ascensor, nos esperaba en la puerta una de sus compañeras, la de la disco, con cara de pocos amigos, supongo que enfadada por haberse ido de esa manera, pero al verme a mí y las vestimentas de ella, se le quita el enfado y empieza a reírse a carcajadas, mientras dice joder tía como vienes, menudas pintas traes, se nota que has disfurtado esta noche. A tal comentario, mi putita se pone roja como un tomate al tomar consciencia de como está y esbozando una sonrisa forzada le dice: calla, calla, no veas como me tiene.
    
    Pasad y tomad algo fresco, dice mientras abre la puerta de par en par, poniéndose a un lado. Al pasar mi guarrilla, la amiga le susurra que le hará un interrogatorio de tercer grado más tarde, que se lo tiene que contar todo y le da un cachete de broma. Mi perra al no esperarlo, todavía picándole el culo, suelta un quejido desproporcionado al azote. La amiga deduce que eran esos golpeteos que escuchaba en la escalera y no puede evitar volver a reírse. Mierda, está claro que la calentura nos ha podido y hemos sido demasiado descarados, maldigo para mis adentros, pero parece que la amiga se divierte con el tema.
    
    Pasamos al salón, por fin se presenta, descubriendo que se llama Teresa. Después de una charla trivial, trae 3 cervezas casi heladas. Al poco, en un momento de esos incomodos, les pregunto si no me van a enseñar el piso, al cual mi zorrilla suelta un sí claro dando un salto en el sofá y la amiga, ruborizándose dice que no, que su cuarto está hecho un desastre y que no quiere enseñarlo. Mi zorrita ...
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