1. Grande, ande o no ande


    Fecha: 10/04/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: JESUS, Fuente: TodoRelatos

    Grande, ande o no ande. Es el eslogan que siempre utiliza mi mujer para describir como le gustan los penes. Si además de grande y el propietario lo sabe utilizar, es el no va más. En caso contrario, lo que quiere es que la llene y ella se encarga del resto.
    
    Llevamos más de treinta años casados y aunque seguimos teniendo sexo, a los dos nos gusta la variedad y nos buscamos rollos al margen de nuestro matrimonio. Siempre con la complicidad de la pareja. A veces, incluso tenemos sexo juntos con alguien más, pero no es lo frecuente.
    
    Estábamos de viaje en Estambul, era la víspera de su cumpleaños y decidí hacerla un regalo con el que sabía que iba a acertar. Hablé con la recepción del hotel y les dije que me consiguieran dos hombres, grandes y fuertes, tipo descargador de muelles, para que no quedara duda de lo que buscaba. Lo que no entendieron muy bien fue cuando les dije que era para que se follasen a mi mujer. Les di cincuenta euros a cada una de las personas que estaban en recepción y les dije que pagaba doscientos a cada uno de los tíos que viniera.
    
    Una vez confirmado por recepción que ya habían contactado con lo que buscaba, me dijeron que a las diez de la noche estarían en el hotel. Hice todo lo posible para quitarle a Nora la idea de ir a cenar al lado del Bósforo y lo hicimos en el hotel.
    
    A la hora convenida tocaron en la puerta de la habitación. Yo me hice el despistado y ella abrió la puerta. Entraron como un vendaval en la habitación y se asustó. La preguntaron si ella Nora y contestó afirmativamente, sin saber de que iba aquella intrusión. Lo que si observó fue la constitución de ambos hombres.
    
    Yo me senté en una butaca a observar y ellos se fueron directamente a por Nora. Llevaba puesta una bata de seda y solo la ropa interior debajo. Le quitaron la bata y le arrancaron la ropa interior. Uno la cogió por la cintura con el brazo y la levantó. El otro le dio dos buenos azotes en el culo y luego se lo besó. Para entonces, Nora ya estaba segura que todo era obra mía y aquellas dos bestias eran mi regalo de cumpleaños.
    
    Sin más preámbulo, le pusieron unas esposas dejándola con los brazos hacía arriba. Uno cogió una cinta ancha, hizo un nudo en un extremo, lo paso por encima de la puerta del aseo y la cerró. El otro extremo lo ataron a las esposas y estiraron. Estaba casi colgando, tan solo de puntillas era capaz de apoyarse en el suelo.
    
    Unos le abrió las piernas y el otro le metió la polla de una sola estocada y empezó a follarla sin miramientos. El otro le mordía los pechos tirando con los dientes de los pezones. Nora estaba pletórica, disfrutaba como una loca y gritó al correrse.
    
    La soltaron y la llevaron a la cama. Los dos se desnudaron y juro que tenían músculos que yo que suelo ir al gimnasio, desconocía que existían en el cuerpo humano. Eran dos anímales. Cuando el que le había mordido los pechos, se sacó la polla, Nora casi se corre solo de pensar que eso se lo iba meter en el cuerpo.
    
    No se hicieron de rogar. ...
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