1. Negrito, el perro de mi amiga


    Fecha: 13/01/2020, Categorías: Zoofilia Autor: Dirle, Fuente: TodoRelatos

    Mi nombre es Dirle, quienes me han leído ya hace bastante tiempo saben que mi primera experiencia zoofilica fue con mi perro Kiko, un joven y virgen perro, en aquella época. Bueno, por supuesto, mi vida sexual con mi perro creció mucho desde entonces, terminé con mi novio por razones que no hace falta aclarar, y la zoofilia tomó nuevos horizontes en mi vida.
    
    Cuando mi amiga se fue de vacaciones me dejó a cargo del cuidado de su casa y de su perro. Obviamente a Negrito ya lo conocía por visitarla en su casa. A diferencia de donde vivo yo, mi amiga tiene una casa con fondo y Negrito duerme allí y hace la mayor parte de su vida allí.
    
    Aprovechando el verano y aquel fondo donde el sol da la mayor parte del día, decidí que era buen momento para broncearse. ¿Qué mejor que una casa con paredes altas para broncearse sin que te espíen los depravados?
    
    Me puse la bikini azul, esa que me queda bien ajustadita al cuerpo y hace que mi vagina se vea estirada y deliciosa. No diría que es una tanga, pero no esta muy alejada de esa idea. Al poco tiempo me percaté de la soledad en la que estaba, pues incluso el perro ignoraba mi presencia ya que comía y bebía de su plato. Así que me dije ¿por qué no desnudarse por completo?
    
    Dejé que mis tetas sintieran la poca brisa y que los rayos del sol abrazaran mis erectos pezones. De cierta forma el sol es muy placentero y estar desnuda en lo de mi amiga me parecía bastante sexy. Así que allí estaba, desnuda, de frente al sol con lentes negros mientras mi cuerpo transpiraba e imaginaba estar en una playa de Brasil mientras algún macho pretendía firmicar conmigo. ¡zap, zap!
    
    Salté de imprevisto, me asusté. Y a mi sorpresa mi imaginación parecía tomar vida en mi vagina, porque se ve que Negrito sintió mi excitación y vino hacia mi, a lamer mi vagina. Primero lo miré sin estar segura. Y al instante se me cruzó la idea de mi perro Kiko... "¿sería una locura? Es como si lo engañara". No, mejor no, pensé... pero dentro mío, lejos de los prejuicios, era un Sí.
    
    Me puse de espalda, fingiendo no querer, erguí mi cola apoyando mis rodillas sobre el suelo, simulando que iba a ponerme de pie y sin previo aviso sentí como Negrito me tomó de la cintura e intentó penetrarme salvajemente... ¡Wow!... pensé en ese momento. Parecía saber lo que hacía ¿sería mi amiga zoofilia también? Lo cierto es que al errarle a mi vagina bajo al suelo luego de un breve intento.
    
    ¿Por qué mentir? Allí mismo supe que debería tener sexo con él. Era un perro típico de la calle, color negro, claro y una polla similar a la de mi Kiko....Veamos como te mueves.... erguía mi cola nuevamente al oír como su lengua salía de su boca, palmee mi trasero y mordía mis labios sabiendo lo que estaba apunto de ocurrir.
    
    Negrito saltó hacia mí endemoniado, clavó sus uñas en mi cintura y aunque intenté quitarlo porque en verdad me dolía, fue imposible. Comenzó a menear dando fuertes avances, su pija tocó el hueco de mi trasero y pensé que sería mucho dejarlo ...
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