1. Me follé a la Jovencita pelirroja


    Fecha: 29/12/2019, Categorías: Jóvenes Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... luego me miró a la cara, no podía disimular la excitación que le había provocado mi polla y no se lo pensó más y se agachó para metersela en su boca.
    
    Erika se defendía bien comiendo pollas, me estaba dando un gran placer pese a que le costaba meterse mi polla entera en su boca, pero la lamía de arriba a abajo y jugaba con sus manos sobre mis huevos, los lamia y se los metia en la boca.
    
    Al poco rato tenía la polla más dura que un diamante y quería follármela ya, e hice que se levantara. Ella me miraba con la cara desencajada y con la boca llena de babas suyas y líquidos de mi polla.
    
    De un tirón le bajé el bañador dejando libre sus pechos y su coñito. Tenía un cuerpo envidiable todo lleno de pecas, sus pechos con aureola rojiza y su coñito totalmente depilado parecía una barbie. No lo dudé y la tomé en brazos.
    
    Recorrí la casa con ella en mis brazos hasta llegar a la habitación que compartía con mi esposa donde la tiré sobre la cama , luego la tomé de las piernas desplazándose hasta el borde de esta donde le abrí las piernas y comencé a comerle el coño con un apetito voraz.
    
    Erika se revolvía de placer ante las entradas de mi lengua en su coñito, parecía que nunca le había hecho una comida de coño tan voraz, al rato Erika empezó a cerrar sus piernas tras mi nuca obligándome a meterle mas la lengua en su coño algo que a ella le agradaba, luego empezó a gritar “ Follame, follame, ¡Quiero que me folles !” no lo dudé más y saqué mi lengua de su coño para prepararme para follarmela sin compasión, como ella y yo queríamos.
    
    Puse mi polla en la entrada de su coño y luego fui introduciendo mi polla poco a poco dentro de su apretado coño hasta que hubo estado totalmente dentro de este.
    
    Seguidamente comencé a sacar mi polla de su coño y a volver a meterla a más profundidad si pudiera ella gemía de placer, y yo viendo sus pechos moverse al ritmo de mis embestidas no me contuve y comencé a comermelos lamiendolos y chupandolos.
    
    Poco tardó ella en correrse sobre las sábanas de mi esposa luego yo le regalé un corrida abundante sobre su coño, llegando a desbordarse de su coño y manchando las sabanas también. Quedamos exhaustos tras el polvo y descansamos besandonos y tocandonos nuestros cuerpos desnudos.
    
    Ese fue el principio de nuestros encuentros pasamos todo el verano como una pareja de recién casados, iba a trabajar por la mañana y luego volvía a casa para comermela y follarmela. 
«1234»