1. Cogida en la oficina por un maduro


    Fecha: 07/04/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Karen32DD, Fuente: TodoRelatos

    ... elevador y mi amiga Ale me dijo “ya llegó el Licenciado” se escuchó un movimiento de llaves afuera de la puerta, la manija se movió y en eso entró el famoso Licenciado Carlos Antonio.
    
    Era un hombre maduro, muy guapo, de mucho porte, entre 70 o 75 años, alto, blanco, de complexión media, barba cerrada completamente gris al igual que su cabello perfectamente peinado, rostro duro, con arrugas en la frente, ojos azules que hacían que tuviese una mirada muy penetrante, su presencia era muy fuerte, conforme se acercaba al escritorio pude percibir un aroma a tabaco y de una loción a maderada riquísima que invadió inmediatamente todo ese lugar, Ale se puso de pie y yo hice lo mismo, mi amiga dijo “buen día Licenciado ¿cómo le va?” él respondió de manera muy educada “muy bien, gracias” volteo a verme y me dijo “buen día, ¿tú eres…?” haciendo un espacio para que yo me presentara, mi amiga Ale de inmediato le dijo quién era yo, él sólo me vio fijamente de arriba a abajo lo que me cohibió mucho y dijo “nunca dijiste que era así de guapa tu amiga” lo que hizo que me pusiera muy roja, “pues bienvenida seas” dijo y se metió a su oficina.
    
    En fin esa semana pasado sin ser nada espectacular, Ale me contó que él era muy serio y a veces enojón, que siempre llegaba temprano y era el único de los abogados que estaba en las mañanas porque los demás normalmente llegaban después de la 1pm o después de comer, que lo único que él siempre pedía al llegar a la oficina era un café caliente y su periódico.
    
    Por fin mi amiga se fue de incapacidad y todas las mañanas me encontraba sola con aquel abogado guapo y maduro. Hice lo que Ale me pidió, tener siempre listo el café y su periódico, al principio sólo entraba a su oficina le dejaba eso y me salía rápido pues me ponía muy nerviosa, siempre entraba temblando con la taza de café pues notaba su mirada de lujuria, eso no me molestaba al contrario me gustaba y me ponía de nervios, tanto que por eso me entorpecía con el café. Él me decía “tranquila niña” “tranquila que te puedes caer” yo sólo sonreía apretaba mis labios y bajaba la mirada.
    
    Normalmente regresaba unos minutos después a recoger la taza, pero un día salió de su oficina a llevarme hasta mi lugar la taza y empezó hacerme la plática (en realidad fue un buen pretexto de su parte para mantenerme sentada, mientras él de pie podía ver mi escote a placer) eso de salir a dejar su taza lo empezó hacer con más regularidad (casualmente cuando yo traía escote) cuando me percaté de lo que hacía empecé a irme aún más provocativa y él se quedaba en mi lugar más tiempo, al grado de irse a tomar su café ahí conmigo. Como era un hombre que me llamaba la atención y me gustaba mucho pues yo me lucía enseñando a veces de más.
    
    Le empecé a coquetear cada vez más, cada taza de café que le llevaba a su oficina al salir me contoneaba para que pudiese ver mis nalgotas ya fuera en jeans, leggins, falda o vestido y cuando él estaba en mi lugar mientras platicábamos yo le guiñaba el ...
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