Cruce de Historias VII - Relatos Eróticos

Cruce de Historias VII

Cruce de Historias VII

Cuando Damián tecleó el nombre que su amigo le había facilitado, la base de datos arrojó un resultado sorprendente. Vaya, vaya con Asier… Esto sí que no lo esperaba.

Llamó a Héctor, no al cuartelillo de la Guardia Civil, sino directamente a su móvil privado. Al fin y al cabo era un favor personal que le había pedido. Él no podía consultar directamente porque a determinada información restringida, solo tenían acceso algunas personas con cierto rango. El caso es que a pesar de que Damián no pertenecía al cuerpo, si podía acceder. Era funcionario del ministerio de interior, especializado en sistemas informáticos y llevaba el mantenimiento de esas bases de datos. Hacía ya tiempo que había dejado su trabajo como auditor de sistemas, porque implicaba que tenía que pasar mucho tiempo fuera de casa y a él cada vez se le hacía más cuesta arriba a estar una sola noche sin dormir con su mujer. Al principio lo llevaba mejor. La espera por verse de nuevo aumentaba el morbo, las separaciones eran cortas y los reencuentros pura pasión encendida, pero a veces el buen trabajo tiene una recompensa negativa. El reconocimiento profesional y su aumento de rango implicaban viajar cada vez más días y más lejos, y eso le costaba: él no podía estar lejos de su esposa.

Empezó a notar que si bien el amor y la pasión seguían en la cúspide, había cierto resentimiento, cierta mirada enfadada, no con él, claro (Charo jamás le reprochó nada), pero sí con la situación. Así que entendió que tenía que elegir. Lo supo el mismo día que ella no le pidió lo que más le gustaba. Una noche a su regreso, en vez de esperarlo como siempre hacía en bata y con lencería, envolviéndose en el perfume de la certeza del amor carnal que iban a desarrollar nada más tuvieran contacto, lo esperó vestida normal, con la cena preparada, como hubiera hecho cualquier pareja convencional. Esa noche no le pidió que le hiciera un cunnilingus, que desapareciera entre sus muslos para entrar a lo más hondo de ella y no salir de allí hasta haberse bebido todos los flujos procedentes de su placer. A pesar de todo lo hizo, porque no necesitaba que se lo requiriera, pero supo que algo no andaba bien. Y Damián, que siempre ha tenido muy claras sus prioridades, esa misma semana pidió el traslado.

Hubo un periodo en el que Charo se mostró esquiva y confundida. Cuando lo hablaron, resultó que se sentía culpable por la renuncia profesional de su marido, pero pronto lo superaron al no haber dudas ni reproches por parte de Damián, que disfrutaba del tiempo recuperado para estar con ella.

Sí, Damián (a pesar de todo) está satisfecho, muy satisfecho. Su carrera profesional se ha desacelerado en la misma medida que la personal ha cogido velocidad. Él y Charo han recuperado la complicidad y la sintonía. Bueno, quizás recuperado no es la palabra más adecuada porque nunca la perdieron, simplemente es que las circunstancias les afectaban y ahora que éstas han cambiado parecen de nuevo novios, ...