1. 003. La visita


    Fecha: 05/04/2019, Categorías: Dominación / BDSM Fetichismo Hetero Autor: sorrow, Fuente: SexoSinTabues30

    Mi nombre no importa. Mi edad actual tampoco. Ni mi físico. Ni mi ubicación. Ni cómo llego hasta ustedes esta historia. No tuve hermanos. Sólo que tengo un tío y un primo por familia. Sólo que soy mujer. Sólo que fui abusada sexualmente por mi tío mientras mis padres estaban de vacaciones. Todo comenzó cuando tenía trece años. Me quedé, en la casa de mi tío paterno que es mi unica familia – ya que mis abuelos por parte de mi padre y madre fallecieron antes de que naciera y mi madre fue hija única, quien vive en una finca donde cría vacas en el campo. Inicialmente vine durante dos semanas porque mis padres se fueron de vacaciones. Todo fue normal al principio, me quedaba despierta hasta tarde, veía películas y podia comer chucherías. Su esposa había muerto un par de años antes y su hijo único estaba en la universidad.
    
    A la tercera o cuarta noche, cuando estaba casi dormida, escuché que se abría la puerta de la habitación en la que me hospedaba y entró en silencio. No sabía qué hacer, así que fingí que estaba durmiendo.
    
    Se acercó a mi cama y me miró un rato, luego me quitó la manta. Quería acurrucarme y esconderme porque solo tenía puesto un corpiño y unas panties. Pero no podía hacerle saber que estaba despierta, así que me quedé quieta boca arriba. Pasó sus manos sobre mi cuerpo y tocó mis nacientes pechos. Entreabrí apenas los ojos y pude verlo meneando una verga venosa. Luego deslizó su mano entre mis piernas y frotó mi inexplorada vulva sobre mis panties por un momento.
    
    Cuando se cansó de eso, se acostó a mi lado en la enorme cama y metió toda su mano en mis panties. Abrió mis piernas y frotó mi inmaduro sexo mientras acariciaba su verga. Pronto sumergió un dedo en mi agujero ahora húmedo y lo acarició suavemente. También usó su pulgar para «rasguear» ligeramente mi clítoris. Para cuando puso un segundo dedo en mí, mis caderas empujaban involuntariamente hacia arriba para encontrar su mano y obtener más fricción. Cuando sintió que estaba lo suficientemente mojada, retiró la mano, se sentó y se arrodilló entre mis piernas, abriéndolas. Hizo mis panties a un lado y gimió cuando vio cómo mi cosita estaba goteando.
    
    Puso la punta de su asquerosa verga en la entrada de mi vagina y se acostó sobre mí. Mientras se acostaba, más y más de su pene estiraba mi cosita y rasgaba mi himen. Dolía, tanto, tanto, tanto, pero estaba demasiado absorto en penetrarme para notar mis gemidos de dolor.
    
    Tan pronto como estuvo completamente dentro de mi, su lado animal se hizo cargo y comenzó a bombearme como si su vida dependiera de ello. Yo lloraba, pero él ni siquiera se dio cuenta. Me sentí tan pequeña e indefensa mientras yacía allí, completamente cubierta por su cuerpo y moviéndome con cada embestida. Después de unos 20 minutos, realmente no podía decirlo, se sentó sobre sus rodillas y agarró mis caderas. Luego empujó tan fuerte como pudo y se vino hasta el fondo de mi maltrecha vagina, incrementando el dolor que de por si ya sentía. Estaba asustada ...
«123»