1. Alaska III.


    Fecha: 04/04/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    ... estaba sobre su colchoncito echo un ovillo a dormir.
    
    Era pasado mediodía cuando sentí en la distancia el ruido del motor del helicóptero, mi marido descendió y yo me abalancé a abrazarlo con todas mis fuerzas, parecía que estaba bien, lo miré por todos lados y él besándome muy contento me aseguro de estar bien, bajamos su equipaje y las cosas que había traído y él se despidió del piloto, luego el helicóptero de alejó hacía el sureste para recoger a otras personas.
    
    Robert lo primero que hizo fue meter sus manos entre mis tetas y me toco el coño de pasadita, después se fue a ver a los perros y me preguntó por Matt que estaba en la casa durmiendo en su colchoneta, yo bromeando le dije que era él el único macho que me había estado cerca, él me miró inquisitivamente levanto una ceja diciendo ⸺ a ver si me cuentas eso como fue⸺ dijo sonriendo y cerrándome un ojo, yo le dedique una mueca socarrona y coqueta.
    
    Estuvimos toda la tarde recorriendo los alrededores, mi esposo encontró alguna huellas de lobo y dijo que seguramente andaban a la casa de algún alce o ciervo, le recordé que nosotros teníamos que aprovisionarnos de carne porque quedaba para cerca de una decena de días solamente y él dijo que saldría con el trineo a un sector que casi siempre transitan los alces y los lobos le van detrás, dijo que necesitaba limpiar su rifle para salir a cazar, pero que de pronto tenía que decirme algo urgente, me hizo acercarme y yo pensé que de verdad me iba a contar alguna noticia importante, así que me acerque curiosa, me atrapó entre sus brazos y no me soltó más, no sé cómo me encontré de rodillas mamando la verga de mi marido, lo extrañaba y me hacía falta su pene marital, lo necesito como siempre, antes del último viaje de él, hacíamos el amor prácticamente todos los días y muchas veces hasta más de una vez, tanto él como yo lo necesitábamos y nos buscábamos y nos amábamos, además, que él es bien dotado y su verga me llena muy bien, quizás no tanto como esa de Lancelot, pero muy parecida a la de Matt, solo que le falta la bola que me domina y me deja a merced del macho, eso siento que me falta el sentirme sometida por la fuerza y la potencia de un pene aguzado, duro y con bola.
    
    Robert me llevo a la cama en sus brazos, cosa que me encanta, soy su hembra y me lleva a su guarida para poseerme, para hacerme suya, le pertenezco, soy su chocho preferido y me lo hace sentir, me desnuda entre besos y caricias, me come las tetas y muerde mis pezones endurecidos, luego se pierde en mis rosadas carnes a lamerme la concha como si de ello dependiese su vida, como si los fluidos de mi chuchita le prodigaran el elixir de la felicidad o de la juventud, se la bebe toda, hace que me corra en sus labios y me sujeta para no dejarme escapar, se apodera de mi totalmente, es mi marido.
    
    Siento la cabezota de su verga separando mis labios mojados de su saliva y mis fluidos, su pene se desliza dentro de mí con holgura, la fricción de su glande gordete me hace gemir y ...
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