1. Hermana follada y amordazada en pandemia


    Fecha: 05/11/2019, Categorías: Incesto Autor: ghesuita, Fuente: CuentoRelatos

    Estalló la pandemia y quedamos encerrados, encapsulados en un departamento de tres ambientes, Laura y yo, dos hermanos de 20 años. También estaba Julia, nuestra tía unos pocos años mayor que prácticamente nunca abandonaba su habitación. En realidad, Laura era como una especie de asistente de July, esta sufría de un extraño síndrome que no le permitía abandonar su dormitorio con baño. El asunto había empezado hace unos años, y de a poco, como una “casa tomada” a la inversa, dejó de utilizar el balcón, luego el living- cocina, para al poco tiempo recluirse en su dormitorio de donde rara vez salía. Por lo demás, trabajaba online en el sector finanzas y su economía estaba asegurada. Laura y yo vivimos del interior a estudiar y fue natural terminar alojados en su departamento del piso diez en Puerto Madero.
    
    Laura es una chica castaña, con ojos marrones claros, labios ovales siempre rojos, lunar en pera y de contextura delgada, llegando al metro setenta. No es llamativa, salvo por su boca mullida; tal vez su nariz sea un poco alargada en el respingue, sin embargo, le da un aire jocoso y afable cuando sonríe. Mi hermana llevaba un año viviendo con July y yo había llegado hace un par de semanas, encomendado por mi madre, en precaución a una seguidilla de fuertes gripes que habían deteriorado la salud de Laura.
    
    El aislamiento calaba hondo en nuestro ánimo y compartir la casa con una persona encerrada en su cuarto que apenas percibimos, no facilitaba las cosas. Para colmo la fragilidad de Laura había robado de su rostro la mueca cálida y divertida.
    
    En la fila del supermercado, tuve la idea de permitirnos una celebración como hacía tiempo no teníamos. Sería bueno para el ánimo, entre tanta amargura, pánico y ansiedad.
    
    -Laura querida, ponete linda que hoy festejamos, vamos a cambiar la pila, dale loca, birra, música baile -vociferé mientras levantaba un pack de cerveza en la mano.
    
    Laura miró incrédula, ni siquiera se había peinado
    
    -Dale loca, arriba, haceme el favor sino yo también me caigo…¿querés que ande en joggings barbudo y con olor a huevo todo el día? -me quede quieto mirándola fijamente, esperando una señal, rogando una mueca positiva.
    
    Laura se quedó quieta, escudriñando, como explorando con la mirada y estirando la tensión
    
    -Y… daleee. -dejo expandir en su rostro una hermosa sonrisa que hacía ratos no veía.
    
    -Ponete linda, dale -suplique
    
    Mande las prepizzas al horno y la cerveza al freezer. Me acerque a la puerta de July y le pregunté si quería unirse y tras unos segundos escuche el clásico chasquido repetitivo que significaba "no".
    
    Cuando Laura salió de su dormitorio, el cambio en su aspecto me noqueo: yo me había acostumbrado a verla deambular por el departamento en horribles jeans laxos y buzos estirados, convertida en un paciente de clínica. Llevaba una blusa negra como emplumada y unos diminutos shorts de cuerina azul con botas bajas. Su boca estaba rojísima por el pintalabios y olía riquísimo. Pasó a mi lado y mi ...
«123»