1. Perversión de una madre


    Fecha: 02/04/2019, Categorías: Incesto Autor: franconero, Fuente: TodoRelatos

    ... erigirse el hombre de la casa, le gustaba el deporte, le encantaba andar en bicicleta y destacaba sobre manera en el fútbol. No tardaron los curas de la escuela en percatarse y le enrolaron en el equipo juvenil del seminario.
    
    Un sábado vinieron temprano a recogerlo, jugaban un torneo en una ciudad cercana y se lo llevaron con otros cuatro chicos en la furgoneta del seminario. Ese fin de semana pasaron cosas en ambos bandos.
    
    Lola, qué te pasa ¿? Le dijo Carmen a su hija haciendo la comida, no paras quieta.
    
    L: Pues no lo sé, madre, es que… me pica un montón el chichi. Creo que debía de echarme un ojo, no sé si tendré alguna pulga enredada.
    
    C: Pues vamos a mirar mientras se cuece el caldo.
    
    Carmen tendió a su hija en la cama que compartían los dos hermanos, le subió el vestido a la cintura, le bajó las bragas y le mandó abrir las piernas. Con los dedos y la mano le estuvo inspeccionando el chichi, como la ya chica le llamaba. Los dedos de la madre hurgaban entre el vello púbico de la muchacha y sin remedio, también en sus labios vaginales. Al tocar por esa zona, la madre notaba que la hija se estremecía no tardando en notar cierta humedad en sus partes.
    
    C: Pulgas no hay, cariño. Pero tienes el coñito enrojecido, lo que tú tienes es un calentón, ya eres toda una mujer.
    
    L: No puede quitármelo ¿? Estoy muy molesta y tensa.
    
    C: Eso se quita corriéndose. Hay que jugar con la mano en el coño, acariciarse hasta que te venga el gusto. Se puede hacer una misma con su mano. Si hay dos personas… pues con la mano de la otra o con la boca que es más placentero. Cuando ya no se es virgen… pues también se quita la quemazón metiéndose cosas.
    
    L: Usted cómo se la quita ¿?
    
    C: A veces me toco y otras me meto algo suave, zanahorias, pepinos… ya sabes, cosas que se parezcan a una polla de hombre. Otro buen remedio es jugar con alguno de los bichos, ya sabes, el perro o el borrico, pero a veces se hace complicado.
    
    L: Lo que me ha dicho de la boca… es con el perro ¿? Con sultán ¿?
    
    C: El perro te lame, hay veces que muy bien, pero se cansa y se va. Lo ideal es que sea otra persona y te lo haga hasta sacarte el gusto.
    
    L: Y a usted que está sola… quién se lo hace con la boca ¿?
    
    C: Pues desde tu padre… alguna que otra vez la patrona, le gustan las mujeres en secreto, ya sabes, el trabajo es el trabajo y es lo que nos da de comer, tienes que prestarte a ciertos caprichos de la jefa.
    
    L: Madre y usted… podría aliviarme un poco
    
    C: Claro, cariño, soy tu madre y haría lo que fuera por vosotros. Quien mejor que yo para enseñarte a conocer tu cuerpo.
    
    Carmen se colocó al lado de su hija sentada en la cama, la hizo incorporarse para quitarle el vestido y la propia madre le desabrochó el sostén, quédate sentada, le dijo.
    
    Le acarició la mejilla, el cuello… los labios. Chúpame los dedos, le dijo a la hija al pasar por ahí. Lola se los chupó y llenó de saliva. Esos dedos impregnados, la madre los llevó a los pezones de la muchacha, se ...