1. Perversión de una madre


    Fecha: 02/04/2019, Categorías: Incesto Autor: franconero, Fuente: TodoRelatos

    PERVERSIÓN DE UNA MADRE
    
    Hasta dónde puede llegar el amor de una madre por sus hijos ¿? Quizás hasta la perversión y la lujuria ¿? No sé, podría ser. En la decadente Galicia interior de los años setenta cualquier cosa era posible. En aquella época era habitual que la realidad superase a la ficción.
    
    Cuando la señora Carmen me contó en la consulta de psicología de la residencia de ancianos lo vivido con sus hijos, mis conocimientos saltaron por los aires ante sus comentarios y vivencias. Me lo explicó todo de una forma tan natural y certera que por momentos llegó a excitarme aquella anciana. En ningún momento sintió arrepentimiento o desazón, para ella, proteger, enseñar y hacer que sus hijos disfrutaran eran unas de sus obligaciones de madre soltera. Quién mejor que ella para encaminarlos en la vida, me dijo sin desdén.
    
    Como entenderán, el secreto profesional me hará cambiar nombres y lugares, pero los hechos y las zonas son tal y como ella me relató.
    
    En los albores de la década de los sesenta, Carmen conoció a un feriante en las fiestas del pueblo de al lado. El hombre rubio, guapo y alto la cautivó, la engatusó y le prometió el oro y el moro durante aquella semana. Lo que en realidad obtuvo del tipo que desapareció entre carruajes fue la pérdida de su virginidad y un embarazo de gemelos. Sus hijos Lola y Fran.
    
    La vergüenza y la repulsa del vecindario y familia la hicieron enclaustrarse con sus pequeños en la cabaña del monte. Era una choza de un único habitáculo. Sus medidas eran seis por seis metros dónde había una cocina, un salón con chimenea y al otro lado dos camas de matrimonio separadas por un biombo de madera lateralmente. Esa era toda su intimidad.
    
    Para hacer sus necesidades, orinales nocturnos y una garita exterior con una tabla con un agujero redondeado que embocaba a una fosa séptica. Para lavarse, un barreño de hojalata enorme y cubos de agua calentada en la cocina o la lumbre.
    
    Carmen encontró trabajo de asistenta en la Casona del pueblo, la de casa de los Ulloa, los hacendados de la comarca. Trabajaba de sol a sol pero la verdad era que la retribuían bastante bien, se sentía una privilegiada.
    
    Llevaba y recogía a sus hijos del colegio hasta los 12 años, no se fiaba de nadie, su sobre protección era casi enfermiza. Los bañaba ella misma siendo común el hacerlo los tres a la vez. Por ello, desde críos los pequeños conocían sus cuerpos desnudos y el de su madre sin inmutarse.
    
    No hacía falta decir que lo que pase o se diga en casa, se queda en casa, la comunión entre los tres era tal que siempre se dio por hecho.
    
    Pero los niños fueron creciendo, llegó la pubertad y la adolescencia. Con ello las preguntas, las dudas y las nuevas sensaciones.
    
    Como era ley de vida, Lola estaba más avanzada físicamente que su hermano, sus cambios vinieron en primer lugar. Le salió vello púbico, le empezaron a crecer los pechos y llegó su menstruación. Fran iba por detrás físicamente, pero era más listo y lanzado, no tardó en ...
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