Santa enculada! - Relatos Eróticos

Santa enculada!

... largo el lechazo en mis tripas. Descansó un minuto arriba mio, sacó la pija medio morcillona y me la dio a limpiar con la boca. Agarro unos pañuelos de papel y me los metió en el culo “para que no andes chorreando leche”. Con otros pañuelos limpió mi leche del piso y del costado del sofá. “Ahora entiendo porqué el cura dice que sos tan rico de culear”, le he chupado el culo al cura muchas veces y se que no es virgen ni mucho menos, pero nunca lo había imaginado con travestis. Le dije a Magda y ella se rió, “el viene, se confiesa en mi micrófono, le hago cumplir la penitencia y después le doy la absolución, a veces cambiamos de lado, pero poco”, “el cura patea con las dos piernas y juega en cualquier equipo”. Y siguió, “por eso es tan buen cura, conoce bien a la gente”, “y me encanta tenerlo rezando el Padrenuestro con mi pija en el orto”. “A mi también me vas a hacer rezar el Padrenuestro?”, “no, vos tenes cara de putita avemaria”. Yo ya he jugado al confesionario muchas veces, pero sin penitencia, oraciones ni nada de eso, esta nueva versión del juego parecía mucho mas interesante. “Ahora yo soy tu Madre Superiora, Sor Trava, y te vas a confesar en mi micrófono”, y me bajó la cabeza a su pija, que ya estaba semidura. Empece a chupar, “has tenido pensamientos impuros, hijo?”, “si Madre, los he tenido”, “has pensado en sexo?”, “has pensado mucho en sexo?”, “si Madre, he pensado mucho en sexo”. Metía y sacaba la pija de mi boca al compás de preguntas y respuestas, ya estaba bien dura. “Has pensado en sodomía”, “si Madre, he pensado en sodomía”, “y te has masturbado pensando en sodomía”, “si Madre, me he masturbado pensando que un hombre me penetraba”. “Vas a tener que cumplir penitencia por esos pecados, vas tener que rezar Ave Marías hasta que te de mi absolución”. Dicho eso, me puso patitas al hombro y me puerteo, “empezá a rezar”, me clavó a fondo mientras yo “Ave María, llena eres de gracias...”. No se porqué, pero rezar con su pija en el culo me puso los ratones a mil, mi pija era una piedra. Me dio un buen rato, no se cuantas Ave Marías recé, hasta que metió la pija en en mi boca, “acá está la absolución”. Fue una flor de absolución, yo también largue un laguito de leche sobre mi pecho. Ella la junto con la boca y nos dimos un rico beso lechoso. Preparó el mate y nos pusimos a conversar y comer bizcochitos. Buena mina, piola y degenerada. De los mates y bizcochitos pasamos a los toqueteos, y se calentó el avispero, “anda al cuarto que voy probar la fortaleza de tu fe, ponete en cuatro”. Me acomodé en el borde de la cama, muy ofrecido, piernas bien abiertas, culo alto y cabeza contra las sabanas. Se paró atrás mio, sentí la cabeza en mi ojete, “dale con el Credo”, y enterró. “Creo en Dios Padre todopoderoso”, yo, y ella “y en su tremenda poronga”, y así seguimos, yo rezando y ella mechando “su tremenda poronga” a cada tanto, mientras me daba sin asco. Nunca hubiera pensado que combinar rezos y sexo era tan hot, pero realmente me volvía loco, ...