1. Ana, Thor y yo (parte 1)


    Fecha: 01/11/2019, Categorías: Zoofilia Autor: ElnoviodeThor, Fuente: TodoRelatos

    Para Thor y yo, la convivencia era cada día más amena. Nuestros ratos de cama y ducha, orgasmos en diversas posturas. Sus mamadas eran impresionantes y cada vez que me adentraba en su estrecho pero ámplio culo el estallido de placer era digno de película porno. Él no se quedaba atrás. Tenía su cojín favorito lleno de su líquido semen y no reparaba en corridas cada vez que le llenaba su agujerito.
    
    Tal era nuestro vicio que solo hacía falta que yo le mostrase mi polla dura para que babease y quisiera su dosis de biberón humano que gustoso yo le permitía sin miramientos. Nuestro sexo era tal que probabamos en la ducha, nuestra cama, sillones... a 4 patas, tumbados, yo cojiéndole en vilo para penetrarle...
    
    Meses después del confinamiento, intenté ampliar mis contactos en alguna red social. Conocí chicas de varias ciudades y compartí con ellas conversaciones y momentos de relax y confesiones. Una de ellas, llamémosle Ana, me reconoció entre ratos de confidencias que alguna vez había fantaseado con tener algún roce con el perro de su madre, pero que nunca llegó a atreverse y a posteriori, dicho perro se fue.
    
    Vi en ese, un instante perfecto para confesarle algo que hasta ese momento nadie más que Thor y yo sabíamos. Nuestro secreto de sexo poco convencional pero exquisitamente placentero.
    
    Intenté decírselo de un modo que no fuera demasiado brusco pero sin ocultarle nada ni enmascararlo en demasía. Si quería llegar a algo con ella, debía ser sincero y no me sale ser de otra manera.
    
    Como puede parecer lógico, ella al principio dudó de mis palabras y pensó que solo lo decía para aprovecharme de la coyuntura por aquella confesión que me hizo anteriormente. Aceptando aquella duda, no dudé yo en enviarle alguna foto y vídeo de ciertos polvazos que Thor y yo disfrutamos.
    
    Ya no había excusa. Lo vió con sus propios ojos. Comprobó que no era fruto de un aprovechamiento y a juzgar por sus palabras y comportamiento posteriores, fue la mejor idea que pude tener. Admitió que en ese mismo momento su vagina se lleno de flujo libidinoso y que su vulba quemaba de morbo al ver esas instantaneas. Me narró con pocos pelos y muchas señales como se masturbó debido a ello y ella también lo hizo gráfico con un corto vídeo que Thor y yo visionamos deseosos.
    
    No fue difícil llegar a un acuerdo para poder vernos y llevar a buen puerto nuestras conversaciones. El único inconveniente era la cierta lejanía entre nosotros pero el tren cumplió ese trámite.
    
    Cuando Ana llegó estaba nerviosa pero deseosa y Thor y yo no lo estábamos menos. Tras un corto paseo para romper el hielo nos dirigimos a nuestra casa. Thor no estaba acostumbrado a tener visitas. Durante el confinamiento las únicas personas que se acercaron fueron los repartidores y algún vecino pedigüeño. Pero ella era especial. No llegaba a los 40 años pero sí a tener una estatura por encima de la media. Medias no llevaba, solo un pantalón vaquero roto y una camiseta que se ajustaba en su pecho de no más ...
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