1. La trany más puta de todas


    Fecha: 22/10/2019, Categorías: Transexuales Autor: ClaudiaZorra, Fuente: CuentoRelatos

    Aquella noche tenía ganas de todo y estaba dispuesta a todo. Me había pasado dos semanas encerrada en casa y mi cuerpo reclamaba sexo en todas sus formas posible. Estaba cansada de los juguetes sexuales: me los había metido todos, hasta tres al mismo tiempo. Todas las mañanas me desnudaba, pegaba esos dildos tamaño verga de caballo a ambas paredes de la ducha y mientras uno de ellos me perforaba el culo el otro me lo tragaba hasta el fondo de la garganta, todo esto bajo una lluvia de agua tibia que me hacía imaginar un baño completo de semen.
    
    Pero ese sábado tenía otros planes. Temprano en la tarde me di un baño de espuma perfumada; me había depilado el cuerpo completo y me sentía lisa y suave como un pétalo. Pensé en mi atuendo: el más putero que tenga a la mano. Primero, los zapatos de stripper con tacones de 7 pulgadas y correas alrededor de los tobillos. Las medias tipo malla, hasta los muslos, sujetadas con un liguero negro de seda y broches de metal; luego la minifalda, que en realidad era una microfalda, negra, muy apretada, apenas de 25 cm de largo y que apenas llegaba a cubrirme el culo. ¿Trusa? ¿Para qué? Apenas un hilo dental para mantener mi verga en su lugar; un tank top de licra roja súper pegadito, solo hasta debajo del busto de modo que mis tetas se veían inmensas y bien paraditas. Y claro, el pelo suelto sobre mis hombros desnudos, todo acompañado con un maquillaje de pura puta callejera y una correa de cuero alrededor del cuello que decía “puta”. ¿Me puedes imaginar? Tan solo mirarme en el espejo me causaba una erección. Mientras me vestía me tomé unos traguitos así que ahora si estaba más cachonda que nunca.
    
    Como estaba ansiosa por algo rápido decidí ir primero a un sex shop no muy lejos de casa; lo bueno de este lugar era que, aparte de vender juguetes sexuales, tenía una sección ‘más oculta’ – con cabinas para ver porno, salas para masturbar a otros, y, sobre todo, mi favorito: una sección de glory holes. Estacioné el auto a un par de cuadras, para darme el gusto de exponerme en la calle como una verdadera puta; eran más de las 11 de la noche, la hora de las putas callejeras.
    
    Apenas llegué de inmediato llamé la atención de todo el mundo: “qué rica, justo una puta en este lugar”. Luego de pagar, me fui directo a las cabinas; noté varias miradas que me seguían, como diciendo, ¿qué cabina usará esta putita?” Cuando entré a una de gloryhole pude sentir los pasos afuera, alistándose para mí. Me senté en el banquito a ver qué pasaba. La cabina tenía agujeros por ambas paredes laterales de modo que era posible tener dos vergas a la mano al mismo tiempo; todo lo demás estaba cubierto con espejos. Buenísimo.
    
    No pasó ni dos minutos y la primera verga dura apareció a mi derecha; ¡qué rico! Sin mucha espera empecé a mamarla, suave al inicio, pero duro y profundo después; luego apareció otra verga a mi izquierda; tendré que masturbarla primero pensé… o sí amor, que rico se siente ese pedazo de carne dura y cabezona; en los ...
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