Mi primera y única vez
Fecha: 31/03/2019,
Categorías:
Gays
Autor: pedrogece68, Fuente: TodoRelatos
... de hacerlo bien, porque al cabo de un rato me paro porque se iba a correr si seguía.
Me levanto y me arrastro hasta ponerme con el culo en pompa en un taburete de una cabina. Y se fue directo a metérmela en el culo, pero por más que lo intentaba no había manera de que entrase, y en cada intento yo las pasaba putas. Enfadado se fue a una estantería y cogió un bote de lubricante, y me lo dio.
– Toma échate de esto en un dedo y métetelo en culo. Engrásatelo bien porque he dicho que te follo y lo voy a hacer por las buenas o por las malas.
Hice lo que me pedía, él también se echó en el pene, y volvió a colocarse detrás mío. Esta vez entro la punta, y yo creía que me reventaba.
– Espera, espera, me duele. Me puse de pie, intentado pedir una pausa, pero eso le enfureció. Me agarro del pelo y me tiro al suelo boca abajo. Se coloco encima de mí, impidiendo que me moviera. Volvió a meter la cabeza. El dolor era horrible. Lloraba, intentaba patalear, quería que se saliera.
– Para ser maricón, hay que ser muy hombre, soldadito.
Me tapo la boca y la metió toda de un empujón. Fue como si me abrieran en canal.
– No querías polla, pues toma polla, toda para ti. Si te duele te jodes maricón.
Empezó a follarme duro el culo intentado empujar más a dentro cada vez. Yo estaba viendo las estrellas y llorando como una magdalena. No paraba de insultarme, mientras empujaba como si me quisiera traspasar.
– Te voy a romper el culo para siempre, pedazo maricón.
Al cabo de un rato, disminuyo algo el dolor y empecé a acompañarlo en las embestidas. Él se debió de dar cuenta. Me quito la mano de la boca. Me volvió a colocar sobre el taburete. Me la metió sin miramientos y empezó a darme azotes en el culo.
– A la putita del soldado le gusta que le den por el culo. Eres una zorra. Voy a hacer que te acuerdes toda la vida de quien te rompió el culo.
Así siguió insultándome y fallándome duro, hasta que se corrió dentro de mí. Después se limpió con un papel, y me tiro un trozo.
– Toma límpiate. No la había metido en ningún coño tan prieto como tu culo.
Nos vestimos y me despidió con un simple adiós.
Me dolió tanto la experiencia que jamás he vuelto a intentar nada con un hombre. Aunque sigo fantaseando y masturbándome pensando en ello.