1. Mi primera y única vez


    Fecha: 31/03/2019, Categorías: Gays Autor: pedrogece68, Fuente: TodoRelatos

    Este relato es totalmente verídico. Para entender como era mi situación hay que entender que por aquel entonces no había internet y la situación de los gays era distinta a la de ahora. Estaba haciendo la mili voluntario en Madrid, y cuando cumplí los 18 años, decidí que había llegado el momento de tener mi primera relación. Me imagino que habría lugares de ambiente o profesionales que podrían satisfacerme, pero yo era un pardillo y no tenía ni idea, así que no se me ocurrió mejor idea que ir a un sex-shop gay del centro, que había visto en una revista porno, y preguntar allí, si conocían a alguien que pudiera iniciarme. Ahora puede parecer estúpido, pero entonces me pareció una buena idea. Me presente con mi uniforme de cabo 1º sobre las tres de la tarde, (hay que reconocer que elegí mala hora), y me lo encontré cerrado. Me asome al cristal y cuando me iba ir, de un bar de la acera de enfrente salió un hombre preguntando si quería algo. Le dije que sí y me abrió la tienda. Tendría treinta y cinco años, fuerte, con algo de barriga.
    
    Entramos y empecé a mirar los objetos de las estanterías, mientras me armaba de valor. Finalmente, me dirigí al mostrador y le solté:
    
    – Perdone, soy nuevo en esto y…(no sabía ni como decirlo), había pensado que tal vez aquí encontraría a alguien que me iniciara.
    
    – Lo siento, chaval, yo solo le cuido el negocio al dueño mientras se va a comer y se hecha una siestecita. Yo no entiendo de esto, pero me imagino que debe haber profesionales a los que acudir. Si quieres preguntar al dueño, que si le van los tíos, en dos horas esta aquí.
    
    Me sentí idiota y avergonzado, y tras murmurar un gracias, iba a salir de la tienda cuando el hombre me detuvo.
    
    – Espera un momento. ¿Tú qué quieres, que te den por culo?
    
    – Si.
    
    - ¿Y no te han dado nunca?
    
    - No.
    
    - En el cuartel seguro que hay alguno dispuesto.
    
    - No quiero que se entere nadie del cuartel.
    
    – Mira a mí no me gustan los hombres, y no le he dado por detrás a ninguna mujer, pero si quieres podíamos intentarlo.
    
    – Si, por favor.
    
    – Piénsatelo hijo, porque si empezamos, lo terminamos.
    
    – Ya lo he pensado bastante tiempo. Por mi cuando usted quiera.
    
    Cerro la tienda y bajo las persianas. Se bajo los pantalones y los calzoncillos, y apareció una polla bastante más gruesa que la mía. Se notaba que la idea le había excitado. Yo empecé a desabrocharme la camisa, pero me detuvo.
    
    – No te quites nada. Bájate solo los pantalones, Ya que te voy a dar por culo, prefiero hacértelo vestido de militar.
    
    Me baje los pantalones y los calzoncillos. El mientras se masturbaba.
    
    – Te importa si te hago una mamada. Me gustaría probarlo.
    
    – Por supuesto, pero cuidado con los dientes.
    
    Me arrodillé y empecé a mamársela. El olor me tiraba para atrás, pero podían más las ganas. Empecé solo por el prepucio, pero me cogió la cabeza, y me metió la polla hasta la campanilla, con las consiguientes arcadas.
    
    – Perdona, sigue mamando hasta donde puedas.
    
    Y debí ...
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