1. Mamá, morbo, y… estamos solos en casa


    Fecha: 11/10/2019, Categorías: Incesto Autor: MORADO SUBIDO, Fuente: CuentoRelatos

    ... transitorio de parejas informales y de trampas), no estaba lejos; gracias que pude contenerme de no eyacularle mientras conducía, permitió que mi erección aún seguía firme bajo mi jean, que ella disfrutaba morbosamente.
    
    Creo que no llegamos a atravesar la puerta de la suitte que ya estábamos desnudos, los senos de mi madre apoyados sobre mi pecho y mi pija entre sus piernas sintiendo la humedad de su vagina amantemente depilada y dibujada apenas por esa fina línea de vellos que bajaba en su pubis. Calientes, muy excitados nos besábamos con antojos de lujuria, retenidos por esos años de abstinencia local, cuando fui penetrándola por el solo hecho de su lubricación, ella abrió un poco sus piernas, mientras que cerrando los ojos volvimos a besarnos.
    
    Maldito celular, el que sonó en el preciso momento que comenzaba a cogerme una vez más a mi madre, que sin dejar de penetrarla se fue recostando sobre la cama. El mensaje era de mi padre, —¿están bien?, estás con tu madre?... cuídense! —Le contesté que estábamos bien, mientras le sonreía y ella me devolvía la mirada pellizcando sus pezones; tirando el celular, me tumbé sobre su cuerpo de latina hasta que sentí que ya estaba tan dentro de ella que cogimos un buen rato conteniendo los orgasmos, transpirando lujuria entre sus flujos.
    
    —Dejame chuparte esa pija, dame esa erección en la boca, quiero tu semen.
    
    —Tragatela toda perrita, le decía mientras se volvió a arrodillar y con su arte no dejaba que de sus labios se escapara mi glande, iba y venía sobre este, yo sosteniéndole con fuerza su pelo, dejé que mis espermas fueran a parar desde el fondo de su garganta hasta que se convirtiera en una catarata sobre sus pecosas tetas; tosió lo suficiente para que esas arcadas tragaran a su vez, el resto de semen que fue —como ella quería— hasta el fondo de su vientre.
    
    Nos metimos juntos en el jacuzzi y pedí champagne, que dejé correr después sobre su cuerpo para volver a cogernos; ella apoyó sus pezones en la mampara de la tina reflejándose en el espejo que nos devolvía desde la pared opuesta, me levantó la cola y por detrás comencé a penetrarla mientras resbalaba con la espuma dentro de su concha, me apreté sobre ella y le dejé sentir un rato mi erección latente dentro de ella; con sus dos manos separaba a la vez sus glúteos para sentir mi penetración más profunda, seguimos cogiendo y brindamos después por lo tarde que era para regresar a casa; así nos sorprendió la madrugada cuando acabe mi semen con una estocada final dentro de su delicada conchita, la que despedía como una vertiente tanto semen, quizá lo que mucho le había acabado “Edu”, más mi fatal orgasmo dentro de ella.
    
    —Me coges como nadie hijo, sos mi mejor macho.
    
    —Y vos la peor de todas las putas, y como ninguna la mejor.
    
    Volvimos a casa, entramos con nuestro silencio cómplice, ambos descalzos, pero nadie había llegado, ni mi padre, ni mi hermano; ello provocó que nos volviéramos a besar en el baño donde había comenzado la noche. Me ...
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