1. Don Genaro


    Fecha: 29/09/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... que todo esta bien y en su lugar. Veo que recién le está saliendo pelito, pronto estará tan peludo como yo, mientras tocaba mis testículos y los miraba de arriba abajo, tomo mi miembro y hecho mi prepucio hacia atrás, por lo que veo no hay ningún problema agregó. Mira, masturbarse es tan fácil como hacer esto, mover el prepucio hacia adelante y atrás, mientras el lo hacia en mi pene, el cual fue poniéndose duro con la gentil mano de Don Genaro y cuando dejó de tocarme, mi pene apuntaba directamente a su cara, totalmente erecto. Tiene un buen miembro mi angelito, volviendo a tomarlo y seguir masturbándolo. La situación poco a poco fue subiendo de intensidad, hasta que le dije que me sentía raro que quería ir al baño, al decir esto, comenzó aumentar la velocidad agregando que era normal que disfrutara, hasta que sentí una sensación demasiado fuerte en la cabeza del glande y eyaculé. Cuando abrí los ojos, vi a don Genaro orgulloso: “bien hecho mi niño, así disfruta un hombre, ahora puedes hacerlo ya que aprendiste a hacerlo”, y claro que lo repetí en privado muchas veces y otras con mi maestro.
    
    Nuestros encuentros sexuales cada vez eran mas intensos, provocando que comenzáramos a experimentar otras cosas. Aún recuerdo la vez que lo masturbaba, decidí pasarle la lengua a su miembro y sentir la dureza que adquiría, práctica que se volvió habitual, ya que me encantaba hacerlo y verlo gozar, hasta acabar en mi boca. Su pene no era muy grande, pero me era perfecto para meterlo completo en mi boca y lamerlo desde los testículos, hasta la cabeza del glande. Don Genaro, en esas oportunidades, solo me acariciaba la cabeza y decía uno que otro: “Que rico angelito, eso siga”, como una especie de dar las gracias por provocarle semejante placera el, como si no se lo mereciera.
    
    Y así pasó el tiempo, y experimentamos más y más, descubriendo que a mi amigo disfrutaba que le pasará la lengua por el culito, o que mientras lo masturbaba o le practicaba sexo oral le encantaba que le introdujera un dedo en el culito, yo lo sabía por la fuerza por la que acababa y la cantidad que ofrecía en cada corrida.
    
    Nunca llegamos a la penetración y quería remediar eso, cuando tenía 16 años mi mamá y abuela viajarían a ver parientes y me quedaría un fin de semana solo en casa. Era mi oportunidad de tratar a mi don Genaro como se merecía. Compré comida, trago y arreglé mi pieza para recibirlo, busqué un cambio de ropa también para él. Ese sábado fui como siempre a “la guarida” y lo encontré durmiendo pasando la borrachera. Con cariño lo desperté y el con un gentil. “angelito” me saludó. Le dije: levántese que le tengo una sorpresa, lo invito a mi casa. El se levanto con una sonrisa en su rostro, y abrazándome por encima del hombro, lo llevé hasta mi hogar y lo senté en el sillón del living. Le ofrecí comida y bebida, estaba feliz mi don Genaro su rostro lo decía todo y ya cuando, se acomodó para dormir, lo insté a que se duchara y se acostara en mi cama.
    
    Lo llevé al baño ...