1. Sexo con la chica delivery


    Fecha: 14/09/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Martina Paz, Fuente: CuentoRelatos

    ... se serenó.
    
    ─Gracias. Y perdón. No suelo comportarme así cuando trabajo. Soy sofi.
    
    ─No hay problema, aunque toda la situación se me hace algo extraña. Soy Martina.
    
    Nos quedamos un rato sin hablar.
    
    ─¿Querés contarme algo? Quizás te sientas mejor… ─comenté.
    
    ─Creo que no. Ya estoy bien. Gracias.
    
    Recién ahí noté lo hermosa que era. El pelo largo y rubio hasta la cintura me encantaba. Algo sucedió adentro mío que me hizo comportar como una lunática. Me acerqué hasta quedar a escasos centímetros de ella, la miré con intensidad y rodeé su cintura con mis brazos, acariciándola con suavidad. Su mirada expresaba gran sorpresa y algo de desconfianza. No sé por qué, pero la besé. Y ella respondió al beso. Sus manos imitaron a las mías, deslizándose sin un sentido concreto por mi espalda. Ya no había ninguna distancia entre las dos. Fue su boca la que se despegó de la mía para recorrerme el cuello y bajar por mi escote. Fueron mis manos las que abandonaron su silueta para quitarme la blusa, dejando liberadas a mis tetas. Su boca siguió bajando, para luego ir de una teta a la otra, chupando, mordiendo. Sus pequeñas manos no pudieron contener a mis tetas, pero no por eso se reprimieron el apretar y pellizcar.
    
    Totalmente encendida, me tomé unos segundos para quitarle la ropa. Primero la campera, después la remera y, finalmente, el corpiño. Sus tetas eran hermosas, casi del mismo tamaño y forma que las mías, pero totalmente naturales. Disfruté de ellas por varios minutos, mientras sus manos se entretenían con mi culo. Me bajó un poco el pantalón y metió una de sus manos debajo de mi tanga, entreteniéndose con mi concha cada vez más húmeda. Retrocedí algunos pasos y terminé de desnudarme y de desnudarla. Volví a besarla, para luego tomarla de la mano y llevarla hasta el living. La empujé sobre el sofá, me arrodillé y le abrí las piernas. Sin perder ni un segundo, me sumergí en esa conchita pequeña, delicada y suave. El primer orgasmo llegó casi de inmediato. El sabor de sus jugos era intenso y delicioso.
    
    Mientras disfrutaba de ellos, me tomó de un brazo y me tiró hacia ella. Me senté sobre sus piernas, poniendo mis tetas en su cara. Supo perfectamente que hacer. Las chupó sin nada de delicadeza, cosa que me fascinó. Cuando la cosa ya empezaba a doler, me senté a su lado. Ella me empujó, haciendo que me acueste y ubicó su cara entre mis piernas. Me dio la mejor chupada de concha de mi vida. Fue tanto el placer que me dio, que luego de diez minutos solté dos orgasmos al mismo tiempo. Se recostó sobre mi cuerpo y volvimos a besarnos, mientras una le acariciaba la concha a la otra. Estuvimos un rato así, hasta que una hermosa idea se me cruzó por la mente.
    
    La llevé de la mano hasta mi habitación, sin dejar de besarnos en el camino. Me separé por un momento y fui hasta el placard. De uno de los cajones saqué el arnés que había comprado meses atrás y que aún no había tenido la posibilidad de estrenar. Varias veces lo armé, me lo puse y fantaseé ...