Dominado por mi vecina adolescente (7) - Relatos Eróticos

Dominado por mi vecina adolescente (7)

Dominado(s) por mi vecina adolescente (7)

Vuelvo a coger el mando de la narración. Es sábado, el día antes de que Irene me confesara lo vivido con Ana.

Nos despertamos juntos por la mañana, la noche anterior habíamos tenido sexo, mi novia parecía haber recuperado la pasión conmigo y estaba más suelta que nunca. Me había chupado la polla como nunca y penetrado mi culo con uno de sus dedos, cosa que jamás había hecho.

Desayunamos, ella estaba feliz como hacía tiempo que no la veía, cariñosa conmigo y alegre. Fuimos juntos a hacer compra y dimos un paseo hasta la hora de comer.

Ella iba a salir esa noche, como casi siempre, pero por la tarde, tras varios mensajes con el móvil, decidió quedarse conmigo en casa.

-¿Estas segura? ¿No prefieres salir con tus amigas? Ya sabes que no me importa- pregunté fastidiado pues deseaba quedarme solo y recibir la visita de Ana.

-¿Qué pasa no quieres que me quedé?- preguntó ella que tampoco parecía muy contenta de quedarse en casa.

-Sí, por supuesto. Podemos ver una película juntos y pedir algo de cena- dije con fingida alegría.

Pasaron las horas, juntos en casa pero cada uno a sus cosas, ella con el móvil casi todo el rato y yo jugando en el ordenador.

-Ponte la jaula y manda foto- recibí por el grupo de WhatsApp de Ana y sus amigas

-Es que mi novia ha decidido que hoy se queda en casa- escribí

-Mala suerte cerdito. Ponte la jaula-

Mierda, me puse nervioso al momento pero traté de confiar en Ana y en qué tuviese todo controlado.

Fui al baño, saqué la jaula de su escondite, bajo uno de los muebles y baje mi pantalón para encontrarme mi polla totalmente empalmada. Me pasaba alguna vez por la mañana y con una ducha de agua fría, idea de la dependienta del sexshop, conseguía que regresase a la calma. Pero no podía abrir la ducha sin que mi novia lo escuchase e hiciese preguntas. Así que obté por el otro método, agarre mis huevos y apreté con fuerza hasta caer al suelo, aguantando mis ganas de quejarme. Funcionó, me puse la jaula y envié la foto por el grupo.

-Parece que esa jaula ya le queda grande- escribió Fayna, siempre tan simpática.

-Cierto, pronto tendremos que ir a por una más pequeña- respondió Ana haciendo un nudo en mi garganta.

Regresé al salón con Irene, ella posó el móvil y se acercó a mí.

-¿Hacemos algo juntitos cariño?- dijo con voz melosa

Osea, pasas de mí toda la tarde y ahora que tengo la polla en una jaula ¿quieres fiesta? Pensé.

-Claro ¿Una peli?- dije huyendo de sus manos y casi corriendo hacia el sofá.

- Yo pensaba más bien en un masaje- dijo quitándose la camiseta y tirandomela a la cara.

Sus preciosas tetas quedaron al aire, se dió la vuelta y se metió en la habitación.

La seguí maldiciendo, ya estaba tumbada boca abajo en la cama cuando entré. Me senté sobre sus piernas y empecé a masajear su espalda con cariño.

-Mmm que bien lo haces mi amor. Me encantan tus manos-

-Shhh calla y disfruta cariño- dije pues su voz me ponía ...