1. El verdulero bruto


    Fecha: 09/09/2024, Categorías: Gays Autor: rogerx05, Fuente: CuentoRelatos

    Es un día triste y aburrido. Llovizna afuera. Esta ventisca insoportable me tiene loca y aburrida en el departamento.
    
    Necesito salir, necesito caminar y desplegar mi putez. Necesito una buena verga en mi OGT. Necesito esa zanahoria de placer que llene mis espacios que ansían una descarga de adrenalina y de leche para vencer el hastío de un otoño frío y solitario.
    
    No soporto más, y me pongo mi tanga más cavada. Me miro al espejo y me siento todavía insatisfecha. Me pongo un portaligas de color negro que le da forma a mis piernas y me marca la cola. Arriba de eso me pongo un pantalón de jean bien ajustado. Me calzo unos zapatos de plataforma que no son de mujer pero tampoco son masculinos, algo unisex digamos...
    
    Arriba me pongo una remera, un buzo slim fit de polar color azul con detalles fucsia y blanco. Una camperita arriba de corderoy y con piel de cordero por dentro. Muy ajustada, muy muy de puto mi outfit. No me importa, estoy acostumbrado a las miradas, soy inmune a las puteadas. Estoy dispuesta a salir a comprar comida porque ya no me queda casi nada en la alacena. Comida para mi cuerpo, desahogo para mi mente.
    
    Hace frío en la calle, camino y tirito de frío. Me consuelo a mí mismo frotándome los brazos con mis manos, como abrazándome para darme calor. Silva el viento y la llovizna toca mis mejillas, las moja, las humedece con el frío del inclemente otoño que me quita el calor corporal, el calor externo, pero en el interior sigo más caliente que nunca deseando un pedazo de carne que me haga sentir bien.
    
    Camino rapidito, con pequeños pasos de puto, caminando en puntas de pie casi a los saltitos. Me meto en una galería para resguardarme del frío y la llovizna, pero no hay nada nuevo para ver. Sigo caminando sin rumbo, en una dirección random sin tener ni idea dónde podría terminar. Encuentro una verdulería abierta y me meto casi sin mirar. Estaba full de ricas frutas de estación, amontonadas en una pared como al azar. Descuidadamente un grupo de hortalizas muy aromatizadas hacían sentir su frescura e inhalé con fuerza para sentir un poco de pureza entre tanto cemento y viento congelados. Con los ojos cerrados siento el aroma de las hortalizas hasta que una voz ronca y masculina me despierta de golpe: ¿Qué buscabas?
    
    Pegué un gritito de mina asustada y un pequeño salto en el lugar.
    
    Yo: -¡Ay! ¡Perdón, no me di cuenta que había alguien!
    
    Un vendedor como de unos 35 o 40 años, barbudo, pelo negro, delgado de físico marcado (se le notaba a través de la camisa de leñador que tenía puesta), un chaleco inflable sin mangas y pantalón de jean gastado con manchas de tierra por haber manipulado papas, cajones de verduras, etc. Me miraba fijamente con un dejo de desprecio.
    
    Verdulero: -¿Qué andabas buscando?
    
    Su voz no era nada complaciente. No me importó. Su sola visión me llevaba a un sitio aislado que dejara desplegar "nuestra" calentura. Así lo imaginaba, en una cabaña en la montaña abrigados con un hogar a leña y sólo vestidos ...
«1234»