1. Sorpresa inesperada al acudir a la ferranchina.


    Fecha: 08/09/2024, Categorías: Gays Autor: Danisampedro91, Fuente: SexoSinTabues30

    El viernes por la tarde luego de comer y haber echado una siesta me empecé a preparar, tenía que acudir a la ferranchina a buscar el transformador, el viejo Leonardo, me había prometido tenerlo listo, que acudiera a última hora de la tarde, que si estaba cerrada la puerta de la ferranchina, que petase en el portalón, que él iba a estar dentro esperándome. Sabía que además de darme el transformador, me iba a volver a dar una buena follada, por lo que me estaba preparando, quería llevar el culo ya dilatado y lubricado, así la enculada que iba a recibir la tarde noche de aquel viernes, sería más placentera para mí.
    
    Lo que yo no sospechaba, era la sorpresa con la que me iba a encontrar inesperadamente, aquella tarde noche, al llegar a la ferranchina. Aquella tarde noche del viernes, iba a ser bien pero que bien follado, iba a quedar bien harto de polla para una buena temporada.
    
    Iban dar las 8 de la noche, cuando salía de casa rumbo a la ferranchina en busca del transformador, y no solo del transformador, sabía que el viejo ferranchinero, me iba a volver a follar, y la verdad es que yo también tenía ganas de volver a ser follado por la verga de aquel viejo, me estaba haciendo adicto a aquella polla que tanto me hacía disfrutar. Iba algo nervioso, notando como mi cuerpo se iba excitando cada vez más, cada vez que se iba acercando la hora, y ahora que iba camino de la ferranchina, ya llevaba un buen empalme pensando en la verga del viejo ferranchinero.
    
    Cuando llegué a la ferranchina, ya estaba a punto de cerrar, me encontré con Leonardo, el viejo ferranchinero, en la puerta de esta, a puntito de cerrar. Al verme llegar, esbozando una sonrisa me saludo, mandándome que pasara. Cosa que hice, esperando dentro a que el viejo ferranchinero terminara de cerrar el portalón de la ferranchina.
    
    En aquellos minutos que estuve esperando, una excitación empezó a recorrer mi cuerpo empezando a notar como mi polla se ponía más dura y mi cara se empezaba a enrojecer. Dios, a cada segundo que pasaba, la calentura iba en aumento, sabía lo que iba a pasar, y cada vez lo deseaba con más ganas. Quería aquella polla y la quería dentro de mí. Necesitaba sentirme poseído, quería entregarme a él y que me hiciera suyo dejándome preñado con su semen.
    
    Cuando terminó de cerrar el portalón, acercándose a mí echó su mano por mi hombro, llevándome hacia la mesa mientras me iba hablando.
    
    ¿Qué, que tal te fue estos días, no te vi nada por el barrio?
    
    Encogiéndome de hombros a la vez que mi cara se enrojecía más, le contesté que bien.
    
    En esos momentos, noté como el viejo ferranchinero, bajaba su mano por mi espalda llevándola a mi culito y a la vez que apretaba mis cachetes, me susurraba al oído:
    
    ¿Y no me echaste en falta?
    
    Yo que ardía en deseos de que me volviera a dar por el culo, quedé callado sin decir nada, dejando que me fuese metiendo mano, a la vez que mi cara se iba enrojeciendo cada vez más.
    
    Me gusta cómo te ruborizas, pareces un inocente y ...
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