1. Estrenando pashmina 1


    Fecha: 26/09/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Tita, Fuente: SexoSinTabues30

    Durante varias semanas, Saúl me vio tejiendo, y pensó que era algo para mis nietas. “¿Haces un suéter?”, preguntó cuando la prenda empezó a tomar forma. “Es un pulóver”, le contesté y empecé a cantar ‘El pulóver que me diste tú, el pulóver, tiene una virtud: guarda el calor que me diste tú’, canción del italiano Gianni Meccia. “Ja, ja, es lo mismo”, dijo y luego me lanzó la etimología de los nombres ‘suéter’ y ‘pulóver’, además de los lugares donde se utilizaba. “…particularmente, y por eso la canción que cantas, se emplea en Italia y, de allí, vino a América por Argentina”, concluyó y tomó la prenda para sentir la textura. “¡Escashmere!”, exclamó. “El estambre te ha de haber costado una buena suma”, dijo en un tono connotativo, como preguntando el valor. “Sí, pero vale la pena. ¿No te gustaría un suéter así?”, pregunté, poniéndolo sobre su pecho, extendiendo las mangas”. Sí, pero las mangas me van a quedar un poco cortas y está algo ancho para mí. “Es que no es para ti, así está bien…”, dije continuando mi labor. Saúl me vio a los ojos y lanzó una risa sardónica moviendo negativamente la cabeza y se retiró diciendo “pues lo vas a acabar mucho antes de que llegue el invierno”. “¡Na…!, el invierno ya llegó”, rumié para mis adentros, pensando en el hemisferio sur.
    
    Poco tiempo hubo para que Pablo hiciera trasbordo, apenas el suficiente para recogerlo del aeropuerto y llevarlo al hotel para echarnos un “rapidito”.
    
    –¡Tanto tiempo sin amarnos! –exclamé después de que nos besamos.
    
    –Pues aunque sea una cogida que te dé, porque en menos de tres horas tengo que estar otra vez aquí para salir rumbo a Argentina –explicó en el automóvil, además de la razón para estar con anticipación, y comentó sobre una escala técnica que el vuelo haría en Panamá– ¡Puf, lo que podrían ser diez horas de vuelo, quizá se conviertan en doce!
    
    –Acepto las venidas que quieras darme, mi amor –Dije metiéndonos a un hotel cercano.
    
    Apenas habíamos entrado al cuarto, el cual yo pagué a pesar de sus protestas, nos besamos repetidamente al tiempo que mutuamente nos desnudábamos. Ya encuerados se alejó un poco para mirar mi cuerpo, y me rodeó para verme por todas partes.
    
    –¡Sigues hermosísima! –Me dijo agarrando las tetas y poniéndose a mamar como becerrito.
    
    –Mentiroso, están más caídas –le contradije, disfrutando el placer que me estaba dando con sus manos y su boca.
    
    Me cargó para llevarme a la cama y allí su boca fue directamente a mi triángulo. Me abrió las piernas y olfateó los vellos antes de chuparme. Se entretuvo bastantes minutos y logró probar el flujo de las venidas que su lengua me provocaba.
    
    –¡Me encanta este olor y sabor de mujer hermosa que tienes! ¿Hiciste el amor en la mañana? –me preguntó, volviendo a saborear mi vagina y mirarme a los ojos, a lo cual respondí afirmativamente con la cabeza y cerré los ojos para gozar otra oleada de orgasmos– ¡Qué rico! A ver si así se me pasa algo de la sabiduría de tu marido –dijo sin remilgos, pues admira mucho ...
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