1. Sumisa


    Fecha: 03/09/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Mozo gallego, Fuente: TodoRelatos

    Entro en el cuarto y ahí estás, en posición. De pie y vestida únicamente con unas braguitas blancas, como a mí me gusta. En parte porque me gusta el ideal de pureza y en parte porque me gusta dejar esa zona de tu cuerpo para el final, como el que deja la guinda del pastel aparte para comérsela al final del postre. Rituales. Obediente, mantienes la mirada en el suelo, no se te permite mirarme hasta que yo lo desee. Si pudieras actuarías como un mueble, que ni siente ni padece, pero tu cuerpo te delata. Tu respiración ligeramente alterada, tus pezones duros, ese calor que desprendes y que trata de pegarse a mi cuerpo… Me deseas y por mucho que quieras no puedes ocultarlo. Me quedo unos momentos mirando como lo intentas. Sé que hay una parte de ti que sabe que no estás cumpliendo bien mis órdenes y sufre y eso me encanta. Esa contradicción es una de las cosas que me atrae a ti.
    
    Me acerco lentamente y me coloco delante. Tu mirada sigue clavada en el suelo intentando no centrarse en ninguna parte de mí. Te acaricio la cara y levanto tu barbilla. “Mírame”, te digo y clavas al fin tus ojos en mí, esos ojos que llevan todo el día deseando mirarme. Me deseas y deseas esto y me lo haces saber sin palabras. Sonrío ligeramente, te hago saber que te correspondo. Te beso, meto mi lengua en tu boca y nos abandonamos al momento. Acaricio tu espalda, recorro tu cuerpo disfrutando de cada parte. Tu cuerpo. Mi cuerpo. Después de lo que parece una eternidad te separo de mí. Te cuesta. A mí también, pero todo esto no es más que un preámbulo para lo que viene ahora.
    
    “Túmbate.” Obedeces, apoyas tu espalda en el cabecero de la cama. “Abierta de piernas.” Las separas, tus braguitas blancas ya están húmedas. Me acerco a ellas y respiro tu aroma embriagador, ese aroma que me indica que me estás preparada para mí. Lamo tu sexo lentamente sin quitarte las bragas, sueltas un ligero gemidito. Me separo de ti y me siento en una silla de la habitación. Aún no.
    
    “Tócate para mí.” Sonríes. Tus manos empiezan en tu cuello y empiezan a bajar hasta tus tetas, acariciándolas, apretando ligeramente los pezones. Tu mano izquierda se queda manoseando tu pecho y la derecha sigue bajando muy suavemente hasta tu coño. Primero te acaricias un poco por encima de las bragas, que a estas alturas están bastante encharcadas, y finalmente introduces la mano dentro de ellas, acariciándote, gimiendo y moviéndote de placer. Primero despacio, y luego aumentas el ritmo. Durante todo el proceso no apartas tu mirada de la mía. Es parte del juego, el juego en el que intentas que pierda el control y me abalance sobre ti y en el que yo trato de mantenerme impasible hasta que acabes. Tu pequeña venganza por dejarte con las ganas al principio. Esa pequeña parcela de rebelión permitida. Al fin y al cabo, ¿qué sería el juego sin un poco de insumisión? Una partida ganada de antemano no tiene gracia.
    
    Tus gemidos suben de intensidad, te cuesta mantenerme la mirada. Estas cerca. Lo sabes, al igual que ...
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