1. Rony, mi Gran Danés. (Revisado y recategorizado).


    Fecha: 27/08/2024, Categorías: Zoofilia Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    Hola, me llamo Juana María, tengo treinta años recién cumplidos. Desde siempre hemos tenido perros en familia, por eso cuando me independicé y me fui con mi marido, lo primero que hicimos una vez que nos instalamos en nuestra nueva casa, fue comprar un perro. La elección del cachorro iba a ser mía, dijo mi marido. Yo no quería un perro que me dejara la casa llena de pelos, pensaba a un adorable perro salchicha de pelito corto y tierno.
    
    Fuimos a ver unos cuantos, pero ninguno me pareció que debía ser nuestro perro, cuando ya nos veníamos a casa un poco desalentados, mi marido me dijo:
    
    —¡Mira! … estamos a una cuadra de una familia que está ofreciendo un cachorro de Gran Danés …
    
    —¿Estás loco? … ese es un perro muy grande … ¿Dónde lo vamos a meter? …
    
    —Pero son muy tiernos y sociables … además, aman a los niños …
    
    Dado que a esa fecha to estaba embarazada, con este argumento me convenció y nos devolvimos a ver esta maravilla canina. Comenzamos con el pie izquierdo, estuvimos tocando el timbre por casi cinco minutos y nadie salió a abrir. Ya nos habíamos resignado y estábamos por volver al auto, cuando apareció un perro gigantesco al lado de nuestro auto, detrás una señora joven con un cachorro adorable en brazos,
    
    —¡Ah!, ¡Hola! … ¡Me estaban buscando a mí? …
    
    —Bueno … venimos por el aviso en Facebook … sobre un cachorro de Gran Danés …
    
    —¡Ah! … ¡Sí! … es mío … y este que tengo aquí, es el cachorro …
    
    Un adorable perrito de color blanco trataba de lengüetear a su ama, apenas sintió mi voz, se volteó y trataba de venir de los brazos de su ama a mis brazos, ella se acercó y el animalito casi salto a mis brazos y buscaba mis mejillas para lamerlas con su lengua,
    
    —Al parecer … hay un amor a primera vista …
    
    Dijo mi marido sonriendo, yo un poco luchaba con el efusivo saludo del cachorro y su lengua que no cesaba de lamerme, entonces dije:
    
    —Bueno … si él me eligió … llevémoslo a nuestra casa … su casa …
    
    Conversamos un poco más con la señora, ella nos entrego una colchoneta y un canasto-cuna donde dormía el cachorro, su alimento, una escudilla metálica y otra plástica, además de un pequeño bozal y su correa de paseo, mi marido hizo la transferencia bancaria y nos fuimos a casa con “Rony”, ese fue el nombre que le dio mi esposo, por el presidente Ronald Reagan que mi marido admiraba mucho.
    
    Lo llevamos al veterinario y se le hizo todo lo que se le debía hacer. No puedo decir que fue fácil lidiar con él, todo cachorro es un poco loco, sus dientes les molestan y tratan de morder todo lo que tienen al alcance. Pero fue creciendo, dos veces a la semana venía un chico que lo adiestraba y disciplinaba para tener un perro que aprendiera a respetar su entorno y siguiera rutinas y costumbres. Terminamos con un perro alegre y muy integrado a la familia, atento a todo, pero no se movía si no se le daba el permiso. Nos admirábamos de su comportamiento. Pero como dije, fue creciendo.
    
    A los dos años se la ganaron los instintos, comenzó ...
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