1. Aventuras y desventuras húmedas: Primera Etapa (16)


    Fecha: 25/09/2019, Categorías: Incesto Autor: LilithDuran, Fuente: CuentoRelatos

    ... había imaginado diciendo tales cosas… es normal.
    
    —Es que estaba súper cachonda. Te diré, que te has venido muy arriba, me estabas dando muy fuerte.
    
    —¿No te ha gustado? Lo siento, me he dejado llevar —Carmen le fue a cortar rápidamente.
    
    —No, no, al contrario, me ha encantado. Me he sentido una adolescente, llena de vitalidad. Por cierto, tú… no te… —señalando a su pene mientras notaba como el agua caliente le caía por el cuerpo.
    
    —No, solo una vez, pero me he quedado bien a gusto.
    
    —Cariño, tenemos tiempo, ¿por qué no… te duchas conmigo?
    
    —Tía, si entro, no creo que acabemos duchándonos.
    
    —Bueno… quizá eso busque —el calor volvía a ella, “¿Cómo puede ser?”.
    
    Sergio entró decidido, el agua caía como lluvia por el cuerpo de Carmen que aún le esperaba dándole la espalda. Este pasó sus manos por la espalda, subiéndolas lentamente hasta alcanzar los hombros, donde apretó dándole un masaje en los trapecios.
    
    —¿Doble placer? ¿Primero sexo y luego masaje?
    
    —Se hace… —acercó sus labios al cuello de esta y le besó con erotismo— lo que se puede.
    
    —Dios… Sergio, no sé qué provocas en mí…
    
    Pasó ambas manos intentando rodear el cuerpo del joven, aunque no pudo, solo lo consiguió atraer más a su espalda, notando como el sexo de su sobrino impactaba entre sus nalgas.
    
    —Aún falta para que venga mi madre, ¿no? —dijo Sergio mientras mordía el cuello de Carmen.
    
    —Mmmm, sí… —subió una de sus manos y agarró la cabellera del joven para que no parara— Tardará un rato más, no estaría bien… que nos viera.
    
    Las manos de Sergio rodearon el cuerpo de la mujer, la primera en dirección al pecho izquierdo, aprisionando el pezón entre sus dedos y jugueteando con él. Mientras que la otra, bajó hasta el clítoris que estaba durísimo y lo empezó a masajear.
    
    —Si nos viera… no creo que aprobara esto.
    
    —¿Hablas tan tranquilo de tu madre, mientras me metes mano? —le comentó su tía mientras volvía a sentir el placer por todos lados.
    
    —No tengo problema… podría incluso mantener una conversación sobre ella mientras lo hacemos.
    
    —Madre mía, —resopló con fuerza notando las ganas de tener sexo que de nuevo rebosaban su cuerpo— eres un guarro.
    
    Miró a su sobrino con el rostro rojo de pasión, el mismo que tenía el joven. Sin dejar de mirarse, este detuvo sus manos, dejando de masajear la parte delantera del cuerpo de Carmen para posarlas en la espalda, haciendo que esta se doblara lentamente.
    
    La mujer se quedó apoyada contra los azulejos mientras su trasero se abría cada vez más al chico. El contraste del frío de los azulejos con el calor de la ducha le causaba una agitación en su cuerpo que el joven trataría de calmar. Este no perdió la oportunidad y al ver de nuevo la rojiza vagina, agarró su sable y lo introdujo dentro de su tía, el interior parecía mantequilla ardiente.
    
    —Carmen… no te parece nada guarro lo que te hago. Tan guarro no seré ¿no? —mientras comenzaba a penetrarla de nuevo con suavidad.
    
    —Es diferente, soy tu tía… o no… seguro ...