Mi sobrina querida 1 - Relatos Eróticos

Mi sobrina querida 1

... den cuenta como es ella

Pasaron unos días y no me contestaba a mis llamada ni a mis mensajes yo pensaba q se avía molestado por lo que le dije pero un día me llego un mensaje q me dice q si le podía marcar en la noche yo le marque estuvimos platicando un buen rato de cosas sin importancias cuando ya estaba a punto de despedirme me dijo q si en realidad era mi fantasía estar con ella yo le dije q si era la verdad entonces ella me dijo q ella también sentía lo mismo desde ese día comenzamos a planear las cosas para poder hacer realidad nuestras fantasía

En una plática q tuvimos le dije q tenia q ir para su casa por mi abuela quería q fuera a dejar una cosas a su casa y planeamos como hacer las cosas para q no se dieran cuenta ella me dijo q mejor al momento lo veríamos solo me dijo q ella me i va a recibir a la parada del bus. Yo Salí de mi casa alas 7 de la mañana para q estuviera en su casa como las 12 de medio día le mande un texto para decirle q ya estaba en la entrada de México y q ya fuera por mi para q me llevara a su casa ella llego una hora después cuando la vi no tenia palabras para saludar estaba un poco nervioso ella iba vestida con una minifalda y una blusa negra un poco arriba del ombligo

Nos saludamos y nos dimos un beso en la mejilla los dos íbamos nerviosos nos pusimos a platicar un rato sobre el tema y llegamos a una conclusión q es su casa no se podía entonces la única solución era un hotel y los dos quedamos de acuerdo y nos dirigimos para el hotel entramos a la habitación y fue cuando un mundo desconocidos para los dos , rodie su cuello con mis brazos y la bese en la boca apasionadamente. Yo no dude en abrazar a mi sobrina con fuerza y nos fundimos en un húmedo beso con ella. Estábamos impacientes, apresurados, hambrientos. Al poco rato nuestras lenguas ya estaban jugando lascivamente una contra la otra.

Margarita sintió en su culo mis manos, acariciándola por encima de SU MINI y después descaradamente amasándolo. Al hacerlo apretaba hacia sí el cuerpo de ella, y ésta pudo notar perfectamente en su pubis la erección que me estaba provocando.

Nos fuimos calmando tras el arrebato inicial, sin dejar de besarnos pero haciéndolo con pausas, deleitándonos, disfrutándolo del placer que nos provocaba hacer esto. Mis manos pasaban por la cintura y la espalda de margarita, pero no se acercaban a zonas más íntimas. Hasta que margarita se animó a cogérmelas, y llevarlas sin más preámbulos a sus pechos. Ambos sentimos una tremenda excitación en ese momento, no sólo yo al poder finalmente disfrutar de sus senos sino también ella estaba sintiendo al sentirse acariciada ahí.

Yo empecé a amasar esos senos con pasión. Parecía no hartarme nunca. mis manos recorrieron cada centímetro de ellas hasta casi conocerlas de memoria. Mientras tanto margarita no estaba precisamente pasiva, sino que con su mano derecha tocaba y apretaba mi pene por encima de mis pantalones.

La seriedad de los minutos anteriores se estaba desvaneciendo, ...