Sometiendo a mi suegra 6 - Relatos Eróticos

Sometiendo a mi suegra 6

... sentadose y pensando que el biberón sería más tarde.

-Bueno yo me pongo la tele y ya me despertáis cuando volváis- nos dijo yendo al salón.

-Si quiere, le puede poner la crema Lupe, mientras saco el coche del parquin- le dije, y Lupe me dio otro buen golpe en la polla, que le encanta la caña.

-No, ya me la pones tú, que ella luego se ira a casa.- me dijo.

-Si, es verdad tengo que ir por cosas.- dijo sacándome la lengua.

-Pues te llevo, y me presentas a las compañeras del piso.- le dije riéndome en su cara.

-No, no, esas mujeres no le convienen señor, son muy sueltas- me dijo riendo ella ahora.

-Bueno, ponte guapa y nos vamos. -le dije mirandola y agarrando mi polla.

Se fue moviendo su culo, y cuando entro en el pasillo, ya no la veía mi suegra, y se quitó el vestido mirándome desafiante. Yo la mire y resople.

Se quedo hay sobándose y pellizcando sus pezones, retándome a ir otra vez por ella. Pero no iría, ya le pillaría cuando menos se esperará, pensé sonriéndole.

Se fue a cambiar y mi suegra me vio acercarme y sacármela. Abrió la boca y trago bastante polla muy ansiosa, la deje hacer y ella misma se abrió la bata y me ofreció sus tetitas para que se las sobara y maltratara. Chupaba rápida y con fuerza, mirándome con sus ojos azul hielo y yo le sonreía gozando.

-Me voy a vestir o te abro de piernas perrita, cada vez la chupas mejor. -le dije retorciendo sus pechitos y sacándole un gemido.

Me cambie y vi pasar a Lupe con su traje de deporte, para “zumba” o lo que hiciera. Puro vicio, verla al trasluz la montura con el chochito marcado. Mi polla esta mañana no entendía nada, empalmaba y la dejaba.

-Muy guapa, si señorita. ¿Vas corriendo hasta el mercado o vienes?-le dije de coña.

-No, no yo entreno en el gimnasio femenino.- me contesto orgullosa.

-Con las lesbianas claro- le solté haciéndole sacar rayos por los ojos.

Abrió la puerta, se paró en la del ascensor, y me hizo el signo de tiempo muerto. Le dije que no la entendía alzando los hombros, y me dijo:

-El ascensor, que si se mueve un poco se atasca.

-A, vale. Es que yo no lo uso, haber ese gimnasio “Pocahontas”.- le dije retando a que me pillara bajando las escaleras.

Lo intento, pero enseguida me perdió de vista, y me estuve riendo hasta llegar al parking.

-Claro, con esas piernas- me decía enfadada.

Ya en el coche. Le dije las normas del coche:

-Nada de meter mano, ni distraerme.

-Vale, no sufras por eso. Mira que rechazar una mamada mía, con lo que te gusto anoche. -me dijo indignada.

-Es que asi tan fácil no me pone. O si te lo mando, o si te obligo, y contigo será todo lo segundo.

Salimos a la calle, y seguíamos discutiendo y riendo de las condiciones de cada uno, y le pregunte:

-¿Por cierto, cuanta te entro? No me acuerdo si conseguiste metértela toda.

-Toda, por supuesto, que lo mío me costó. Suerte que iba borracha. -contesto recordándolo y notando su coñito pedirla otra vez.

-Vale, vale, lo digo para ...