1. De nuevo el amor (Coque) (capítulo quince)


    Fecha: 22/09/2019, Categorías: Gays Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos

    ... volvió a parar la pinga. Yo lo miré y mientras le sonreía, me senté sobre la pinga metiéndome de nuevo aquella morronga.
    
    - ¡Cojones, este sí que es un maricón de verdad! - exclamó Paco.
    
    - ¡No, no…a partir de hoy este culo es mío! Este es mi jeva pa´que lo sepan. - dejó claro Coque.
    
    - ¡Contra que te invitamos para darle pinga los tres! - terció Julio.
    
    - ¡Mira, pregúntale qué pinga le gusta más!
    
    - ¡La tuya, la tuya, papi! - agregué con zalamería.
    
    - ¡Así me gusta, mami, aquí tienes tu pinga pa´rato! - me confirmó orgulloso Coque.
    
    Por mucho que insistieron Paco y Julio tuvieron que conformarse con ver cómo el conocido o amigo me acaparaba para sí y sin dejarles nada. Cuando se vino nos vestimos para irnos a pesar de las protestas de aquellos dos. Salimos a la calle, Coque iba contento.
    
    - ¡No sabes, macho lo que me gustas! Mira, si te digo que eres al primero que singo de verdad, te puede parecer raro… pero eres el primero.
    
    - Singas muy bien para ser primerizo.
    
    - Je, je, je…, mira, no es que sea primerizo, eres el primero que singo sin esos problemas de que “me duele”, de que “es muy grande y solo la mitad”… y con las jevas no me gusta na. -concluyó. - Me gusta sentir un culito que apriete mi morronga y el tuyo hoy lo ha hecho genial. ¿Sabes una cosa?
    
    - ¿Qué?
    
    - Se me está parando de nuevo…
    
    En efectivo, la erección era visible por encima del pantalón. Me gustaba el muy cabrón, era un tipo muy fogoso, aunque eso podía ser el principio.
    
    - Si quieres nos metemos en ese matorral y te la mamo…
    
    - No, mami, no quiero que me la mames… yo quiero darte pinga de nuevo por culo.
    
    Sí, me gustaba, el muy hijo de puta sabía lo que quería y cómo pedir lo que quería. Aprovechando esa oscuridad que siempre había, nos metimos detrás de unos matorrales. Me bajé los pantalones y abrí mis nalgas. Coque se arrodillo y empezó a mamar mi culo.
    
    - ¡Cojones, lo tienes lleno de mi leche! Espera que ahora te voy a dar más…
    
    Fue lo que dijo antes de hacerme sentir aquella pinga gorda y grande que entró bien, sin trabajo alguno. Nos demoramos bastante pero gozando a tope por lo que no nos pareció mucho tiempo, se vino y se preocupó porque me viniera yo. No dejó de bombear mi ojete hasta que no me vine. Nos besamos largamente, miré su pinga que por la poca luz que había, tenía un aspecto de ensueño. Me agaché y besé su miembro, lo olí, lo lamí y terminé chupando su pinga.
    
    - ¡Coño que se me va a parar de nuevo! - me dijo.
    
    - ¡Papo, sólo estaba limpiándola para que no le quede ni una gota de leche!- en respuesta me besó.
    
    - Eso es lo que me gusta de ti…, te gusta la pinga y que te den leche y pinga.
    
    - Sí, me gustas mucho…
    
    - Puedo no gustarte, me basta con que te guste la pinga que te voy a dar.
    
    Desde ese momento me convertí en la pareja de Coque y aunque delante de algunos amigos o de los pocos familiares que sabían de mí, me sentía algo raro, me daba lo mismo. Coque era negro, macho y tenía un buen machete, y lo ...
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