Karina: reunión familiar (6) - Relatos Eróticos

Karina: reunión familiar (6)

... entre nosotros, Fernando se levantó y se desnudó como si hacerlo fuera lo más natural del mundo. Nos miró mientras caminaba de espaldas al mar.

- Ustedes tienen cosas de qué hablar, yo voy a nadar - me hizo algo de gracia la naturalidad de mi sobrino.

- Pienso lo mismo que Fernando - dijo Silvia, mientras veía a su hijo alejarse - nunca podría arrepentirme de haberle dado mi primera vez a Julio. Estoy segura de que nadie me hubiera tenido los cuidados y la paciencia que el me tuvo, nadie se hubiera preocupado por mí como él lo hizo, antes de llevarme al orgasmo en varias ocasiones. Es un recuerdo que simple y sencillamente voy a atesorar por siempre, al igual que el haberle quitado la virginidad a mi hijo.

- ¿Nunca tuviste dudas al respecto? Quiero decir, ¿Nunca te preguntaste si era correcto lo que hacías?

- Por supuesto, muchas veces, pero el tiempo me fue enseñando un par de cosas acerca del amor, y principalmente Ricardo; él me enseño a ver la vida de una forma completamente diferente a como lo hacía antes de conocerlo.

Supongo que en aquel momento Silvia vio en mi rostro un signo enorme de interrogación, pues no esperó a que dijera nada más y continuó hablando.

- Amo a mi esposo, como nunca he amado a ningún hombre en este mundo, ni siquiera como amo a mi hijo, es justamente ahí donde radica la diferencia, no tengo sentimientos románticos hacia Fernando; jamás me imaginaría con él como una pareja, simplemente el amor que siento es distinto. Con Ricardo experimento continuamente la necesidad de sentirlo, de saberme su mujer, de saber que me desea tanto como yo lo deseo a él; por otro lado, Fernando me excita de una forma especial, no solamente como hombre, sino también como hijo; pues el amor de una madre por el ser que llevó en su vientre es el sentimiento más puro que puedes experimentar, es algo que supera cualquier otro sentimiento; pero es una conexión que no depende de la cercanía, pues tus hijos un día se enamoran y te dejan atrás, como debe de ser, y sabes que así pasara, y que no por ello dejarás de amarlos; sin embargo, el amor romántico, con el que sueñas y te hace despertar cada mañana, ver a tu hombre recostado a tu lado y sonreír; ese amor es algo que te acompaña, si tienes suerte, hasta el último de tus días. Con Ricardo he entendido que más allá de padres e hijos o madres e hijas, somos seres humanos; con la capacidad de sentir excitación por otros seres humanos, y esa capacidad nos hace vulnerables antes las personas que consideramos hermosas; independientemente de si son nuestros hijos, padres, sobrinos o lo que sean. El deseo no reconoce de lazos familiares o de sangre, simplemente existe. Sí, cuando todo esto empezó tenía muchas dudas, más de una vez me martiricé sabiendo que había perdido mi virginidad con mi hermano; pero Ricardo me hizo entender que aquello fue un hermoso acto de amor con una persona que me quiso desde el primer día. Y fue lo mismo que pasó con mi hijo cuando lo hicimos por primera ...