1. La tentación de Ana


    Fecha: 25/07/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mano y se hinchó. Pareció enviar una ola de calor antes de lanzar muy alto el primer chorro de su semilla, salpicándome la mejilla. No dejé de masturbarle, con las caderas levantadas y gimiendo casi inaudiblemente lanzaba descarga tras descarga sobre su estómago. Ver esa henchida polla lanzando semen gracias a mí me estaba volviendo loca. Cuando Rafa terminó de vaciarse y se relajó lánguidamente corrí al baño. Abrí el grifo para disimular y metí las dos manos bajo mis braguitas. Bastaron unos segundos para que explotara en un orgasmo que dobló mis rodillas. Apoyé el pecho contra el lavabo disfrutando del placer hasta que los temblores terminaron. Sin atreverme a salir y enfrentarme a Rafa me metí en la ducha. Estuve mucho tiempo bajo el agua, paradójicamente el calor del agua sirvió para enfriar mis tensiones y pensamientos. Estaba serena cuando volví a la habitación tapada con una toalla enrollada sobre mis senos.
    
    —Buenos días — dije como la cosa más normal del mundo.
    
    —Buenos días, Ana, parece que anoche me quedé dormido aquí.
    
    —Jajaja, al menos yo no aguanto ver la tele desde la cama. No duro ni quince minutos despierta — actué con normalidad, como si no hubiera pasado nada.
    
    —Voy a mi habitación — dijo Rafa levantándose y poniéndose la camisa — te veo abajo en un rato para desayunar, ¿vale?
    
    —Claro. Tengo hambre — no lo dije a propósito, pero me relamí los labios y miré su entrepierna.
    
    Rafa sonrió y, con los pantalones en la mano, salió de la habitación y se marchó corriendo. Me quité la toalla y me vestí, al ponerme el sujetador recordé las manos de Rafa en mis pechos y sentí un hormigueo. Sacudí la cabeza para evitar esos pensamientos y terminé de vestirme.
    
    Más tarde, cuando Rafa me dejó en la estación, me despidió con el acostumbrado abrazo. Esta vez fue más prolongado, me dio tiempo a sentir su cuerpo contra el mío y a apreciar su olor, fresco y viril. Era muy agradable.
    
    La semana pasó volando. Volví a Cádiz y me sentí sola, las paredes de la habitación del hotel se me echaban encima. No conseguí dormir, desasosegada lamentaba no tener a mi ocasional compañero conmigo. No era el sexo lo que añoraba, al menos no solo eso. Había encontrado alguien que me acompañaba, que complementaba mi vida familiar de una forma que no hubiera podido sospechar. Había despertado en mí una necesidad que ni siquiera sabía que tenía. Volví a Madrid y los días fueron pasando. El inevitable sentimiento de culpa me hizo demostrar a Lucas cuánto lo quería. Lo traté como a un rey, siempre estaba cariñosa y presta a darle todos los caprichos. Por la noche, una vez dormidos los niños, intentaba compensarle y le daba el sexo mejor y más caliente que habíamos tenido hasta ahora. No se quejó cuando le despertaba por las mañanas con una mamada, jajaja. Tampoco puso pegas cuando me acostumbré a tragar su semen, ni cuando me sentaba a horcajadas sobre él en el sillón y hacíamos el amor despacio, con dulzura y pasión. Sabía que lo que hice con Rafa ...
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