1. Al pie de un alcornoque


    Fecha: 25/07/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... los míos en una lasciva mirada, mientras sus manos recorrían mis testículos y el camino que conduce a la parte oscura. Creí morir de gozo. Intenté acariciarla con mis manos, pero solo alcanzaba a coger su pelo y tirar suavemente de él.
    
    Tenía nublada la vista del inmensurable deleite que su atrevimiento me regalaba, hasta que noté que algo iba a estallar en mi oculto volcán buscando el diminuto cráter por donde liberar mi furor. En ese momento casi le grite: ¡déjalo!, ¡que me corro! Y, con un gesto un tanto brusco me batí en retirada del abrigo de sus labios. La tomé por debajo de los brazos y la incorporé para toparnos con las bocas jadeantes, cual pez fuera del agua, y nuestras lenguas ansiosas de saborearse. Nos besamos, como si se nos escapara la vida, mientras mi pene húmedo de lluvia propia y de saliva regalada mojaba su vientre.
    
    Volví a colocarla recostada de espaldas al tronco. Tomé una de sus piernas y la subí a la altura de mi cintura y así, dispuesta y expedita, me deslicé entre la fluida lava de su volcán hasta topar con el mismo centro de la tierra. Torsioné mi espalda todo lo que pude hasta alcanzar a apresar uno de sus pezones en mi boca.
    
    Engullí el pezón y parte del pecho en la boca, lo saboreaba con avidez, al tiempo que mi lengua daba vueltas a su alrededor, cual tiovivo descontrolado. Mi hombría entraba y salía de su cálida cueva con fuerza en un rápido vaivén. Ella clavaba sus uñas en mi espalda mientras gemía poseída por el dios del placer, hasta que llegó un momento en que todo su cuerpo se estremeció y noté como hervía el interior de su volcán atrapándome en una explosión de cálida lava. Afloje el ritmo, para no sucumbir al mismo destino, para que su placer fuese más lento y se alargara en el tiempo, mientras recorría todo su cuerpo.
    
    Después de unos segundos o minutos, habíamos perdido la noción del tiempo, me dijo: ya estoy. Te toca darme el elixir de la vida.
    
    En la locura del frenesí opté por dar rienda suelta a mis deseos. Abandoné su cálido cráter y la invité a darse la vuelta. Se volteó complacida de ofrecerme su voluptuosidad posterior y, apoyando sus manos en el tronco, separó las piernas y se ofreció ansiosa a la espera de mi nueva incursión en la ardiente lava de su volcán. Me agarré a sus nalgas con fuerza, sabiendo que en aquella incursión ambos nos íbamos a fundir en uno solo. No fueron necesarios muchos invites de ir y venir para que ambos explosionáramos a la vez fundiéndonos, mezclándonos en la ardiente lava del mismo volcán. Ambos gritamos al unísono, abrasados en nuestra propia pasión.
    
    Quedamos inmóviles unos momentos, mientras mi hombría y su feminidad se acompasaban en los últimos espasmos para fundir las ultimas gotas del elixir de nuestra pasión. Cuando por fin nos salimos el uno del otro, nos volteamos a mirarnos a los ojos ella se incorporo y nos abrazamos uniendo nuestras bocas en una interminable y tierno besos. Mientras, por sus muslos se deslizaba un pequeño río de aún candente ...