1. El intercambio


    Fecha: 23/07/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    ... sin dejar de mirar la carne: los hombros desnudos de Clara bajo la tira del camisón, el nacimiento de las tetas, los muslos exuberantes. "Bien, ¿cuál es la avería?", preguntó Armando; "Ven, sígueme". Clara había advertido que la cosa le resultaría sencilla nada más ver como el paquete de Armando se expandía bajo el tiro del pantalón ante su presencia. En la cama no se andaron con rodeos: después de un breve precalentamiento en el que Clara chupó el gran cipotón de Armando para que estuviese muy duro y Armando acarició los labios del coño de Clara para que se humedeciese, follaron. "Despacio, Armando, me gusta despacio", daba instrucciones Clara. "hu, hi, aahh", gemía y suspiraba Clara. Armando flipaba con la novia de Adolfo: tan femenina, tan mujer, tan hembra, tan... animal. Subido sobre Clara, su cuello, sus hombros, su rostro. Follaba bien Clara: apenas sin moverse, recibía sus embistes sin inmutarse, como si un coche que tuviese una buena amortiguación no acusase los baches de un camino de tierra. Le estaba gustando a Armando, y mucho: ahí, acostado sobre un tibio cuerpo, sintiendo en la punta de su capullo más placer y más y más. "Uff, Clara, creo que voy a correrme"; "Oh, sí, córrete, Armando-oh, có-rre-te". Y Armando, apoyando las palmas de las manos en el colchón, se impulsó hacia arriba, tuvo una visión cenital del acto: vio las tetas de Clara vibrando, miró debajo el misterio de su enorme polla entrado y saliendo del pubis de Clara y no aguantó más: la tenía que partir en dos. Y empujó, sin delicadezas, empujó, fuertemente empujó. "Aahh, Armando, uhu, uhu, me viene, sigue, si-gue-aahh". "Oohh, uff, Clara", soltó con el rostro contorsionado en el momento en que se derramó en Clara.
    
    Carola se subió en el taxi de Adolfo, en los asientos de atrás. "¿Y tu abuela?"; ¿Mi abuela, qué mi abuela?"; "¿No la llevábamos al hospital?"; "Me llevarás a mí, tengo calentura". Adolfo miró a través del retrovisor a Carola, pero no la vio, entonces giró su cabeza y sí la vio, completamente desnuda, extendido su fino cuerpo de un costado al otro del coche, tocándose, con una mano entre sus muslos. Se preguntó Adolfo cómo se había desnudado tan pronto. Obtuvo la respuesta cuando vio en el asiento del copiloto un mono de color rojo con cremallera. Adolfo detuvo el coche en una curva de la Carretera de los Montes, marchó unos metros más para estar detrás de un pino. Carola traspasó el asiento del conductor a través del hueco de la palanca de cambios. Adolfo se admiró de la plasticidad del cuerpo de la novia de Armando y de sus armónicas proporciones: no le faltaba de nada y lo que veía era bello. Carola se subió sobre Adolfo, su culo prieto en los muslos anchos de Adolfo; luego le desabotonó la camisa y posó los labios en los fuertes pectorales, en los pezoncillos, que besaba y besaba: "Chuic, Chuic". Llevó las manos hacia abajo y desabrochó el pantalón de Adolfo: le sacó la polla venosa. Apoyó bien las plantas de sus piececitos y se elevó, para luego caer ...