1. El intercambio


    Fecha: 23/07/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    Clara y Carola caminaban juntas. Iban con sus brazos enlazados disfrutando de un alegre paseo por calle Larios. Se paraban a mirar los escaparates, bromeaban, se reían. Ambas eran de la misma edad, veintidós años; amigas desde la niñez, no se guardaban ningún secreto. Tenían el aspecto de niñas bien, por supuesto lo eran: vestían jerseys anchos sobre sus camisas y pantalones vaqueros y zapatillas deportivas de marca. Clara tenía el cabello castaño claro; Carola se teñía de rubio. Clara era la más corpulenta, es decir, era la más alta; también tenía las caderas más anchas y las tetas más grandes. Carlota tenía una figura fina, como de bailarina de esas de ballet clásico; su cuerpo era, digamos, perfecto. Las dos tenían novios:
    
    "Carola, ¿qué tal sigues con Armando?, lleváis..., ¿cuánto, tres años?, ¿habéis ya pensado en casaros?"; "Armando es un buen muchacho, de momento no hemos pensado en el matrimonio, ya sabes, nuestros trabajos son inestables"; "Está bueno Armando"; "¿Te gusta?, pues Adolfo tampoco está nada mal", Adolfo es el novio de Clara, "tan musculoso..., apuesto a que cuando folláis te maneja como a un peluche"; "Eso es lo que haría contigo, Carola, que eres más canija que yo". Rieron. Y Carola se imaginó en brazos de Adolfo, manejada por Adolfo. "Pues a Armando se le ve que tiene un paquete que para qué"; "Sí que lo tiene, Clara, tiene una polla que..., vamos, te rellena entera". Y Clara se imaginó partida en dos, con su chocho colmado de carne. "Oye, Carola"; "Dime, Clara"; "¿Nos los intercambiamos?".
    
    Intercambiarse los novios. ¡Vaya idea! Diríamos que es una original idea, o, al menos, inusual, fuera de lo común. No es irrealizable; de hecho, puede resultar fácil entre amigos, donde hay confianza y la barrera que supone que pueda haber algún conflicto ya se ha roto. No vamos a robarnos nuestras respectivas parejas, simplemente las vamos a compartir como buenos camaradas. Es eso. Un sencillo intercambio sin consecuencias.
    
    Adolfo y Armando así lo veían, así lo pensaban desde que eran adolescentes: "Cuando tengamos los dos novias, las compartiremos".
    
    "¿Y cómo lo planeamos, cómo lo haremos, se lo planteamos directamente a nuestros novios o lo hacemos astutamente?", preguntaba Clara; "Tiene más gracia si una seduce al novio de la otra, ¿no lo crees así, Clara?"; "Sí y no..., sí tiene su gracia, pero no resultará fácil"; "Tú vives sola, Clara, llamas a Armando, que sabes que es un manitas, le dices que se te ha averiado algo en casa y te lo follas", dijo Carola; "Tú vives con tu abuela, que enferma muy a menudo, le dices a Adolfo que te pase a recoger con su taxi para llevar a tu abuela al hospital, te subes tú sola y te lo follas"; "¿En el taxi?"; "¿Dónde si no?".
    
    Todo planeado.
    
    Clara recibió a Armando en camisón. Un camisón escotado y corto de color blanco. "Perdona que no esté vestida Armando, pero es que no te esperaba tan pronto"; "He venido lo antes que he podido, lo siento si te pillado haciendo algo", dijo Armando ...
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