1. Heterosexual toda la vida, pero… (Real)


    Fecha: 21/07/2024, Categorías: Confesiones Autor: Silvano, Fuente: CuentoRelatos

    El relato, a continuación, es cien por ciento real, soy heterosexual, pero contaré por primera vez parte de mis recuerdos, por medio de los cuales revelo confesiones y fantasías.
    
    Amigo es una palabra que encierra un contenido muy especial. El amigo está en esos momentos en que lo necesitamos, muchas veces no sabemos cómo él sabe estar (tal vez él tampoco lo sabe). También amigo significa reciprocidad, ausencia total de interés, y tantas otras cosas nobles. Aunque no es ése el tema concreto que quiero relatar. Sólo fue una referencia para decir que a Artemio no lo consideré nunca “amigo”, a pesar de que nos conocíamos desde mucho tiempo atrás, éramos conocidos pero nunca se dio, entre nosotros, esa intimidad espiritual que referí al principio.
    
    -¿Silvano? -escuché una voz a mis espaldas, era Artemio
    
    -Hola Artemio, ¡tanto tiempo! -contesté. Hacía fácilmente 15 o 20 años que no veía a Artemio, y la última vez fue solo un saludo a la distancia, de auto a auto, en una estación de servicio de donde yo salía luego de cargar combustible. La verdad es que el trato más o menos frecuente se limitaba a las ocasiones en que compartíamos una tarde de futbol en el potrero del barrio, en mi adolescencia, él es dos años mayor que yo.
    
    Dije que no hubo, no hay, intimidad espiritual para considerar a Artemio un amigo. Pero sí hubo una “casi intimidad” en mi temprana juventud. Éramos jóvenes (yo tenía 18 años), y estábamos, junto a otros dos “amigos del futbol”, en un terreno cercano a mi casa, donde solíamos juntarnos a charlar y “pasar el tiempo” en las horas en las que era imposible “armar” picaditos de fútbol, por el intenso calor de la siesta. Los otros dos “amigos” (Diego y Adrián), se despidieron diciendo que nos juntaríamos más tarde para jugar un partido de fútbol y quedamos solo Artemio y yo.
    
    Sin tema para hablar estaba por irme a mi casa cuando, de repente, Artemio me dice: -“¿tienes honda?” (se refería a si tenía una gomera, como le dicen en otras partes); -“No”, le contesté; -“¿Quieres esta?”, me dijo mostrándome una linda gomera; -“Si, pero no tengo plata para pagarte”, le dije, -“Te la regalo pero solo te voy a pedir algo a cambio”, me dijo, -“¿Qué cosa?”, pregunté, y ahí me largó de una… -“que me prestes el culo, estoy recaliente, necesito culearte”.
    
    Eso era algo que no podía concebir como posible; mi educación no me lo permitía, pero, quizás por simples prejuicios, el principal motivo de mi negativa a recibir “el regalo” que Artemio me ofrecía, fue que no admitiría ser objeto de burla por parte de mis “amigos” (ya que, con certeza, Artemio me expondría como trofeo). Aunque he de confesar que obtener esa linda honda, en un momento, me tentó. Quizás esto último lo percibió Artemio, y sea lo que explique la insistencia con que intentó doblegar mi voluntad para que le entregue mi culito virgen.
    
    Sí, mi culito era virgen, aunque en otras circunstancias, a escondidas, varias veces habíamos jugado, con dos primos de mi misma edad, a ...
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