Bebita - Relatos Eróticos

Bebita

... posibles.

Solo me llevó un par de horas ceder. La saqué de la cuna una vez que mi vagina dejó de gatear por la casa desde el último encuentro. Yo estaba de vuelta en el sofá, viendo la televisión, haciendo todo lo posible por ignorar a la bebé.

Cuando la miré, noté que su pañal se había caído a la mitad. ahora solo colgaba de un lado, y podía ver perfectamente su coñito de cubierto de mis jugos, me dolía el coño de tanta necesidad que tenia de ella.

Había tanto de mis líquidos goteando de su coñito que ahora había un pequeño rastro desde donde se arrastraba, una parte de mi quería limpiarlo, pero otra parte quería dejarlo ahí para que su pervertida tía lo viera.

¿Quién dice que solo puedo usar el coño mojado de la bebé? También podría abrir con los dedos su pequeño trasero. No debería desperdiciar ninguno de sus agujeros pequeños, eso no sería justo. Podría dejar su apretado coño hecho un desastre mientras follo su pequeño ano.

Fui sacada de mis pensamientos cuando la bebita desnuda comenzó a gatear hacia mí, casi como si estuviera suplicando que la «empapara» de mi amor. Fue entonces cuando decidí que ya era suficiente, y me incliné para levantarla del suelo. Sonreí cuando ella comenzó a tratar de hablarme como bebita.

Agarré su pañal y lo arranqué el resto del camino antes de recostar nuestros cuerpos en la cama. Le sonreí dulcemente y moví mi mano hacia su coñito, ella comenzó a balbucear tan lindamente cuando froté su clítoris hinchado cubierto de mis babas vaginales.

Su voz de bebé me excitaba tanto que sentí que me iba a correr encima. Decidí empujar mi meñique dentro de ella. No esperaba que ella fuera tan apretadita, y no esperaba que NO llorara tan fuerte como lo hizo.

Comencé a cantarle para calmar sus sollozos, que para lo que estaba haciéndole eran bastante calmados.

Era la primera vez que tenía el coñito de una bebita (cuando probe a mi hija ella tenía 5 años)

Gemí con impaciencia cuando comencé a acariciar mí ya hinchada e impaciente vagina. Decidí en ese momento que iba a hacer «tijeras» con una bebe, ya no me importaba nada, todo lo que me importaba era llenar mi morbo de pedófila.

Froté mi coño contra el coño de ella, cuando empezó a sollozar, pero esta vez, me gustó que lo hiciera y comencé a gemir de placer cuando comenzamos a besarnos genitalmente. Sus diminutas partes de niñita se complementaban tan bien con las mías, como un pequeño engranaje virgen, rosado y suave rosando un engranaje más grande, bulboso, peludo y goteando de humedad.

No esperé mucho más antes de comenzar a frotar con más fuerza en su pequeño cuerpo, no pude evitarlo. Su cuerpecito empezó a tiritar mientras la sostenía por la cinturita y yo de espaldas en la cama con las pierna abiertas al aire mientras la frotaba lujuriosamente contra mí.

Cuando sentí que estaba a punto de chorrearme con ella, comencé a mover mucho más mis caderas aumentando el roce, la humedad y liberando más el olor de mi vagina hambrienta de ...