1. Mi mujer y el negro: la pareja perfecta.


    Fecha: 24/06/2024, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... vamos a ver, Rodrigo, no lo entiendo. ¿Que hace ese negrito compartiendo la casa con nosotros?
    
    - Bueno, a ti te cae muy bien Manuel, no me digas que no.
    
    - Sí, me cae bien, pero eso no tiene nada que ver, creo yo.
    
    - Pues sí, tiene que ver. Tu cumpleaños es dentro de unos días. Pues Manuel será mi regalo de cumpleaños.
    
    Silencio por parte de mi mujer. Su mente estaba intentando digerir mi comentario. No se atrevía todavía a entender del todo lo que ya comenzaba a intuir.
    
    - Rodrigo, por favor, se serio. Dime que planes tienes, no acabo de entender.
    
    - Es sencillo, querida. Eres una mujer que está en lo mejor de su madurez. Yo un hombre que ya no te satisface como tú necesitas. Manuel te gusta y fantaseas que follas con él, no lo niegues. Pues que mejor regalo de cumpleaños., que tu sueño se haga realidad.
    
    - No me lo puedo creer, no puede ser, no puede ser, dime que estás de broma.
    
    - De broma nada, esto va muy en serio.
    
    Nuevo silencio de mi mujer. Protestaba pero me di cuenta que era con poca convicción. Poco a poco iba asimilando que sería amante del negrito y la idea empezaba a gustarle.
    
    - ¡ Joderrrr . ¡ -exclamó ella al cabo de un rato- Ahora caigo, te traes todo el equipo de fotografía. ¿Piensas grabarnos, verdad?.
    
    - Por supuesto, un acontecimiento así, hay que inmortalizarlo para la posterioridad.
    
    - ¡ Qué fuerte, que fuerte…¡
    
    Ya no habló más mi mujer y yo quedé contento. Lo había implícitamente aceptado. No pensé que fuese tan fácil. Seguro que ya se estaba dilatando pensando en la polla de Manuel.
    
    Enseguida llegamos donde nos esperaba Manuel, estaba ya en la acera, muy elegante, más atractivo de lo habitual, muy diferente a verlo con su uniforme de camarero. Vestía un pantalón y camisa a juego, todo un señor. Tras parar el coche, me bajé para colocar su pequeña maleta en el portaequipajes. El aprovechó, algo miedoso, para preguntarme en voz baja.
    
    - ¿Qué tal, ya se lo has dicho?
    
    - Sí, ya lo sabe.
    
    - ¿Y cómo se lo ha tomado?
    
    - Bien, lo ha aceptado, no te preocupes.
    
    Subió Manuel al asiento trasero e iniciamos la marcha. Un breve saludo con mi mujer y una conversación sin trascendencia. Unos minutos después paramos a desayunar, un pequeño restaurante de carretera. Nos colocamos en la barra, mi mujer sentada en un taburete alto y nosotros a su lado de pie. Me coloqué deliberadamente a un lado, dejando que Manuel estuviese más cerca de ella. Llevaba un vestido muy corto de verano. Sentada en el taburete los muslos se mostraban descaradamente casi enteros. Había una mesa cercana donde desayunaban tres hombres, con pinta de camioneros, que no quitaban el ojo a mi mujer, se notaban sus miradas llenas de deseo. Mientras tomábamos el desayuno, Manuel se colocó más cerca de ella, pasando a ratos el brazo por su cintura. Estaba animado ya el negrito. Ella no hacía ningún gesto de disgusto, al contrario, le dirigía una mirada cómplice y su mejor sonrisa. Yo permanecía un poquito apartado de ellos, para no ...
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