1. Mi mujer y el negro: la pareja perfecta.


    Fecha: 24/06/2024, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... cuerpo del hombre y emitió un sonido al que yo estaba acostumbrado, un gemido natural, ronco, que duraba todo el tiempo de su orgasmo, que suele ser siempre largo.
    
    - Auuuuuuuuuuuuuuhhhhhhhhhhhhhhhhhggggggggggggggggggggggg
    
    Luego ya dejó caer sus brazos extendidos sobre la cama y sus piernas también descansaron estiradas al lado de las de Manuel. Relajación durante un tiempo. No se movieron, siguieron así, estrechamente unidos. Me sorprendía que Manuel pudiera aguantar sin correrse. Lo hacía bien, era amante experto. Tras unos minutos él descabalgó, sacó el reluciente miembro y se dejó caer de lado, acariciando el rostro de ella y diciéndole al oído palabras dulces que desde mi posición no pude oír, aunque debían de ser muy gratificantes, pues ella escuchaba con los ojos cerrados y una media sonrisa, al tiempo que estiraba un brazo buscando el glorioso falo que tanto la había hecho disfrutar. Lo agarró con delicadeza, agradecida, apretándolo con ternura, como si fuese el más preciado tesoro.
    
    Pasado otro poco de tiempo, Manuel se puso boca arriba y agarrándola a ella por la cintura la empujó para colocarla sobre él. Ahora cabalgaba ella, ella era la dominante y él el sumiso. Totalmente abierta sobre el hombre volvió a encajarse el miembro en su totalidad, moviéndose abajo, arriba, atrás y adelante, buscando el máximo placer. El apenas se movía, agarrado a las nalgas de ella. Mi mujer unas veces se ponía totalmente vertical, sentada con todo su peso sobre la dura estaca, que le entraba hasta el fondo. Yo, colocado a los pies de la cama tenía una vista privilegiada de los genitales de ambos, chorreando de flujo. Resultaba inaudito como mi mujer podía engullir totalmente aquella longitud y grosor, nada quedaba sin introducir, debía llegarle la punta hasta el estómago. Se agachaba hacia delante de vez en cuando para volver a besar de forma apasionada a su negrito, porque ahora era suyo, solo suyo, sumiso, entregado.
    
    Volvió a tensarse el cuerpo de mi mujer, ahora en esa posición eran más visibles las reacciones del orgasmo. Echó la cabeza hacia atrás, vertical sobre el hombre, los ojos cerrados, la boca abierta. Las manos clavadas en el pecho de él. De nuevo el largo gemido y de nuevo otro período de breve relajación echada totalmente sobre el hombre.
    
    Transcurrieron otros cinco o diez minutos, en los que yo seguía grabando todos los detalles. Después ella se dejó caer a un lado y quedó otra vez echada de espaldas. Manuel se puso de lado pegado a ella y volvió a susurrarle al oído. Ahora prestó mucha atención a sus tetas, ya que con el apasionamiento de los primeros momentos no había podido disfrutarlas como merecen, ella tiene senos bonitos y bien derechos todavía. Así que pasó un brazo bajo los hombros de ella y con la otra mano acarició sin prisas los pechos, llevando de vez en cuando la boca a sus pezones y subiendo otra vez a besarla. Los pezones se le pusieron erectos, sobresalientes. Mi mujer tiene los pechos muy sensibles y estaba ...
«12...91011...15»