1. Doña Rodríguez. — Capítulo I. Mi profe de Lengua.


    Fecha: 20/06/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: ntr, Fuente: TodoRelatos

    ... intimidantemente, exigiendo una respuesta. No me salían las palabras, apenas los pensamientos, aún seguía perdido entre la sinfonía del dedo índice de mi profesora, que tamborileaba la madera de la mesa donde ambos estábamos sentados.
    
    Tras unos segundos de silencio se reclinó sobre su asiento a contemplar el techo. Fue un alivio dejar de sentirla tan pendiente de mí.
    
    —¿Te gusta Carla? —Cambió repentinamente de tema. —He visto como la miras, te tiene que gustar… —Se justificó.
    
    Me sentí obligado a ser sincero ante ella.
    
    —Pues… un poco sí…
    
    —Seguro que te haces muchas pajas pensando en ella ¿Eh,atontao’? —Comentó, dejándome conmocionado.
    
    —Perdón, Doña Rodríguez, pero ¿esto qué tiene que ver con mis notas…? —Pregunté cortado.
    
    —¿Cómo te la imaginas? —Insistía. —¿Debajo…? ¿Encima…? ¿A cuatro patas…? —Desvariaba... —¡Ya sé! ¡Sobre su pupitre! te imaginas follándotela frente a toda la clase mientras ella gime como una loca ¿Es así…?
    
    No sabía que decir. Mi profesora se había vuelto loca, era mi única conclusión.
    
    —Oiga, no ent*—Seguro que eres adicto al porno. —Me interrumpió. —Se te ve en la cara, que te tiras las tardes en tu casa cascándotela como un puto mono, por eso tienes tan malas notas, estás demasiado ocupado imaginando que alguna boba te la chupa.
    
    Me levanté del asiento y recogí mi mochila. Doña Rodríguez también se levantó y rodeó su escritorio hasta llegar a mí. La encaré.
    
    —Me voy. No voy a aguantar más gilip*PLAF…* —Una bofetada perfecta aterrizó seca sobre mi mejilla lampiña.
    
    —A los inútiles como tú solo hay una forma de tratarlos. —Me achacó al oído, acomodándome el cuello de la camisa.
    
    Me quedé enshock.
    
    —Desnúdate. —Ordenó impasible.
    
    —¿Q-qué…? —Respondí tonta y torpemente, aún asimilando el guantazo que acababa de recibir.
    
    Doña Rodríguez alzó el brazo en un amago de volver a abofetearme, instintivamente me cubrí y ella bajó el brazo.
    
    —Vamos. —Me apremió.
    
    Sopesé cada alternativa, estábamos en un segundo piso, serían las 12:00 de la mañana y las persianas estaban subidas a tope, los únicos capaces de verme eran los vecinos del edificio de enfrente.
    
    Comencé a sacarme la ropa mientras mi profesora contemplaba de brazos cruzados.
    
    Una vez quedé en calzoncillos ella resopló. Ladeaba los labios mientras me analizaba.
    
    —Lo que imaginaba, ni un puto pelo en el pecho… —Comentó. —Date la vuelta.
    
    Obedecí sumiso.
    
    —Quítate los calzoncillos. —Oí tras de mí.
    
    —Pero n*PAF* —Me propinó una potente patada en los huevos. Al estar de espaldas me pilló completamente desprevenido.
    
    —¡DhaAaAAaaAahh…! —Grité desconsolado. Temblando, casi caigo sobre mis rodillas. —Dios…
    
    Rápidamente capté el mensaje e irremediablemente me quité los calzoncillos.
    
    —Gírate.
    
    Y me giré. Dña. Rodríguez miró hacia abajo y vi como su siempre solemne expresión se tornaba en una incrédula. Su frente, contraída por sus cejas, se llenó de surcos. Se restregó las cuencas y se cubrió la mandíbula, y tras achinar un ...