1. Profesor y alumna


    Fecha: 31/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Sucky, Fuente: TodoRelatos

    Todo retumbó cuando se escuchó el latigazo de cuero sobre mi nalga izquierda. Me acordé de todas aquellas veces que había escrito mal alguna palabra a mi Profesor. Recordé las veces que pedí perdón y supe que no eran suficientes. Recordé cómo, mientras él dormía tras la mamada que le había dedicado aquella tarde, decidí pasarme el mando de la tele por mi mojado y chorreado coño. El cuero me dolió, pero el placer me recorrió desde el culo hasta la cabeza y las extremidades, atadas con aquellas esposas de metal. Agaché el cuerpo hacia el sofá y suspiré, encogí las nalgas y después las volví a abrir, pero seguía suspirando, y quería ver a mi Profesor, quería ver su cara, quería reconocer de nuevo el rostro de placer tras azotarla y Él se dio cuenta.
    
    ZASSS!! Otro latigazo sobre la otra nalga y esta vez mi Profesor se puso de pie. Volví a gemir de placer y con un grito ahogado de dolor. Pero me encantaba, sentir el cuero, sentir a mi Profesor gemir. Me encantaba sentir cómo el culo se me iba poniendo más rojo y cómo la gruesa línea roja iba palpitando. Noté la palma entera de mi Profesor en las nalgas, me acarició y sentí calor, pero también presión. Cogía mis nalgas como si fueran dos pelotas blandas, las estrujaba como a Él le gustaba. Y lo siguiente no lo vi venir. Empecé a sentir los dedos de mi Profesor en la rajita. Desde el ano, atravesó con los dedos toda la parte inferior de mi entrepierna, llegando a los labios mayores, bien abiertos que chorreaban flujos sin parar, y restregó la mano entre los labios, con lentitud. Sintió otro pálpito, y otro, y otro, y otro más… Me estaba azotando el coño con la mano y yo gemía de placer, esta vez sólo placer. El Profesor me cogió de las coletas y me echó la cabeza hacia atrás, mientras que seguía repasando mi coño sucio con palmadas y pálpitos. “Quiero escucharte, sucia zorra, quiero escuchar los sonidos de tu boca ahora que no la llevas tapada, como buena gatita que eres. ¡Canta, zorra!”. Y canté, gemí más fuerte, mientras sentía mi cabeza hacia atrás, las manos atadas a la espalda, mi coño siendo golpeado por sus largos y delgados dedos desde atrás, en la postura de una buena perra en celo, una viciosa como pocas que hay, una sumisa sierva a su Profesor, una buena alumna de sobresaliente…
    
    Y de repente paró. Tuve que limpiarle la mano a mi Profesor, al principio me resistí, sí había que chupar, yo preferiría chuparle la polla toda la noche, después del repaso que le estaba haciendo a mi cuerpo, siendo usada como su juguete sexual que era. Pero le relamí los dedos, me los metió en la boca y le babeé la mano, que ya estaba limpia, pero llena de babas. Me usó como paño de cocina, secándose entre mis tetas, que seguían tapadas con el dulce sujetador azul. Me preguntaba por qué no me había dejado las tetas libres, con lo que le gusta a Él verlas y acariciar sus pezones. Pero esa noche quería trabajar otra zona de su cuerpo, quería torturar su mente y su carne.
    
    Dejó de tirarme de las coletas y se ...
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