De alumna pasota, a zorrita interesada - Relatos Eróticos

De alumna pasota, a zorrita interesada

Daba comienzo el nuevo curso, tras la pandemia ya me había acostumbrado a realizar las clases online en pijama, con lo cual volver a vestir el uniforme me resultaba un desafío, ya que en mi ciudad por la mañana hace un frio de cojones… Sin mucha gana detengo mi despertador e intento recordar la rutina de siempre: Desayuno un café caliente, voy al baño a ducharme, me cepillo los dientes y empiezo a vestirme… Cuando me miro al espejo me veo ridícula, tal vez por la falta de costumbre. En verano no acudía a casi ninguna clase, solo las mas importantes desde mi punto de vista, hubo bastantes sustitutos los cuales no conocí nunca, aunque no me preocupaba en exceso… a uno en concreto, no le entregué nada de la materia y sabía que eso iba a acarrear unas consecuencias a la vuelta de clase.

Como siempre hice, entré en el centro con el tiempo pegado al culo y mirando el móvil, justo en una esquina tropecé con un docente y todos los apuntes cayeron al suelo.

- ¡Hostia! Lo siento… iba distraída- Intenté disculparme mientras me miraba incrédulo, ya que en un colegio de monjas se supone que no se deben decir palabrotas, aquí en Madrid son muy comunes entre los alumnos, pero el profesorado es muy estricto y enseguida nos envían el querido papelito a casa…

Recogiendo sus cosas por fin me responde:.

-Ya veo… Llegando tarde otra vez ¿no? Siempre igual…- Con un tono de burla -Deberías entrar en clase, ya recojo yo esto…-

Jamás vi a ese profesor en el ala de secundaria, supuse que sería de primaria, que estaba en él ala oeste, al lado de los departamentos, y sin darle importancia hice una mueca de aprobación y entre en mi salón; otra vez caras conocidas, algunas más que otras… No soy de muchos amigos así que como de costumbre, me senté en última fila, al director no pareció importarle mucho, ya me conocía y estaba cansado de avisarme… A mí y a otros siete alumnos más. He de admitir que el director estaba muy bueno, nos daba latín, pero nunca atendía… Me pasaba las horas pensando en como sería una noche con él.

- ¡Ana María! - Su voz retumbó en todo el salón y todas las caras se voltearon a mirarme.

- ¿Puede por favor atenderme y dejar de pensar en las musarañas? - Por el careto que me puso, supe que estaba bastante cabreado, así que me incorporé y me disculpé. “Empezamos bien… entro tarde, me tropiezo con un pardillo, y ahora me cae la bronca” Pensé.

Terminamos su hora de clase, y él se fue sin despedirse… Enseguida Cristina se acercó a mi:

- No te preocupes Ana, hoy esta de mala uva…- Me mira riéndose. -En verdad te pasas bastante, llegas tarde siempre y entras super borde, sin saludar ni hablar… Y encima siempre encapuchada, parece que acabas de robar o algo-. Dice quitándome la capucha de un manotazo.

- Tía, - Me acomodo la sudadera, - ya sabes que me paso por el coño lo que me digan, si no puedo venir antes es culpa del bus, no mía… Y paso de ir en la línea de las seis, fijo que me duermo o algo… - Esbozo mi sonrisa de burla, la ...