1. Me vuelvo la putita de mi jefa


    Fecha: 26/05/2024, Categorías: Lesbianas Autor: subtitulados, Fuente: CuentoRelatos

    Mi nombre es Evelyn y les contaré la ocasión en que mi jefa Rosalba y yo nos dimos amor en un vagón del metro de la ciudad de México.
    
    Como saben en esta ciudad, viajar en el metro en las horas llamadas pico (es decir cuando todo mundo entra a trabajar o a la escuela) es un verdadero acto de heroísmo, se viaja apretado, te sacan del tren o simplemente no te dejan subir.
    
    Ese día como me castigaron sin carro pues me vi forzada a utilizar el metro, cosa que después agradecería a mi suerte, salimos del trabajo y abordamos el metro en la terminal taxqueña, nuestro viaje será de toda la línea algo así como 40 minutos, y como es costumbre a esa hora no alcanzamos lugar Rosalba y yo, así que permaneceríamos de pie hasta llegar a la terminal de cuatro caminos.
    
    No había avanzado el tren ni tres estaciones y ya era insoportable la cantidad de gente, nos apretaban hasta el fondo del vagón, cosa que después me agrado ya que Rosalba quedaba muy cerca de mí, ella vestía una minifalda amplia con vuelo y medias con liguero, es una mujer madura de 45 años, pero aún llama mucho la atención, ¡incluso la mía!
    
    Yo tenía puesta una falda a cuadros y blusa, solo que yo no usaba ropa interior ese día, con nuestra cercanía, mis pechos rozaban los de ella y eso poco a poco me éxito y a ella también, Rosalba tiene unos pechos enormes, de verlos se me antoja agarrarlos siempre y ese día rozándolo no pude evitar excitarme.
    
    R: ¡Hoy si hay mucha gente!
    
    E: ¡Si…!
    
    R: ¿Que vas hacer cuando llegues a casa?
    
    E: ¡No lo sé!
    
    Mientras hablábamos el roce de nuestros cuerpos era más, no sé si alguien se daba cuenta, pero estábamos muy pegadas.
    
    Dejamos de platicar y solo nos mirábamos con ansias, con ganas de comernos ahí mismo, o de bajarnos y entrar al primer hotel que viéramos, pero ya era tarde y no podíamos perder tiempo así que me dispuse a aprovechar la situación.
    
    Bajé mi mano hasta su falda y comencé a tocarle su cosita, ella al principio se sorprendió, pero me sonrió en muestra de agrado.
    
    R: ¿Qué haces?
    
    E: ¡Quería sentirte mejor!
    
    Poco a poco mi mano fue más lejos, esta vez la metí bajo su panty y pude notar que ya estaba mojada, comencé a frotar su clítoris y ella se aguantaba las ganas de gritar, pasado algún tiempo, un señor se bajó y pudimos sentarnos, solo había un lugar así que me dijo que ella se sentaría y después yo lo hiciera en sus piernas, así paso, yo me senté en sus piernas, dándole la espalda al resto del vagón, ella puso su chamarra sobre mis piernas y las suyas y me comenzó a tocar, muy suave, casi sin moverse, aunque poco a poco fue subiendo su mano por mis muslos hasta llegar a mi vagina, cuando se dio cuenta que no traía ropa interior solo me dijo "eres una depravada cariño" así pudo tocar mi rasurado conejito y jugar como ella quería, cuando me di cuenta ya me había metido dos dedos y no paraba de moverlos dentro de mí.
    
    R: ¿Eres una chica mala, ye gusta?
    
    E: ¡Si!! Síguele!
    
    Yo comencé a sobarle sus enormes tetas, no ...
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