1. El instalador del aire acondicionado


    Fecha: 15/05/2024, Categorías: Gays Autor: Bisex1982bi, Fuente: TodoRelatos

    ... le masturbé como si fuera mía. Él seguía sin decir nada. Empezó a crecer y yo no dejaba de pensar en cuál sería su sabor. Entonces me dijo:
    
    - Puedes meterla en tu boca.
    
    Así lo hice, y su tamaño aún creció más, debía medir algo más de 20 cm. Mis movimientos eran torpes, nunca había tenido una verga en mi boca, pero aquello provocó que yo también tuviera una erección.
    
    Pasaron varios minutos así, hasta que él bajó de la escalera y me dijo:
    
    - ¿Vamos a la ducha?.
    
    - Si - le contesté.
    
    Nos desnudamos rápidamente y nos metimos en mi ducha. Abrió el agua y empezó a sobarme las nalgas. Yo empezaba a estar muy excitado. Y lo siguiente fue soltar una suspiro y un gemido cuando se humedeció los dedos con gel y tras acariciar mi ano, me metió uno.
    
    - ¿Has follado con hombres?
    
    - No, - dije con voz temblorosa.
    
    - Ummm, un culo virgen. Te lo voy a dejar abierto.
    
    Tras la ducha, me secó y fuimos a mi dormitorio. Fuimos a la cama donde tantas veces había penetrado a mi mujer y donde ahora iba a ser yo el enculado.
    
    - Túmbate con cabeza abajo.
    
    Así me puse, y acto seguido comenzó a besar mi trasero. Cuando se acercaba a mi ano yo temblaba. Eso hizo que él estirara la situación. Lamía mi agujero por momentos, y luego volvía a besar mis nalgas, piernas,espalda,...
    
    - ¿Tienes lubricante y condones?
    
    - Si, en ese cajón.
    
    Teníamos ambas cosas. Mi mujer no era muy amante del sexo anal, pero de vez en cuando conseguía entrar por su puerta trasera, y me encantaba. Imaginaba si lo que yo iba a sentir instantes después se parecería a lo que ella sentía.
    
    Me puso lubricante, se colocó un condón y acercó con su pollón a la entrada de mi culo.
    
    - Por favor, despacio, no me hagas daño.
    
    - Tranquilo, relájate, solo te quemará al principio.
    
    Había leído hacía tiempo, cuando empecé a insistirle a mi mujer con el sexo anal, que para que no doliera debías evitar contraer el ano instintivamente. Lo mejor era relajarlo y hacer presión hacia afuera, como cuando vas al lavabo. Él empezó a querer meterla, y yo intenté hacérselo más fácil, pero los nervios me impedían relajarme. Así, en un momento noté como entraba lo que él dijo la punta, y sentí un dolor insoportable. Tuve ganas de gritar. En lugar de eso, agarré la almohada y apoyé mi cara para silenciar mi quejido. Se me saltaban las lágrimas.
    
    - Sshhh, tranquilo, ya tienes un trozo dentro.
    
    - Me duele, sácala, por favor.
    
    - No, relájate, espera y te abrirás.
    
    Así fue, instantes después sentí que bajaba el dolor y era substituido por una sensación de calor en la zona. Me acarició los testículos y la parte intermedia entre mi ano y mis huevos.
    
    - Ahora voy a metértela toda.
    
    Volvió a poner lubricante en la zona, y noté como entraba centímetro a centímetro, muy lentamente.
    
    Aquella polla tan grande estaba dentro de mí, y yo sollozaba porque sentía una mezcla de dolor, humillación y vergüenza,...pero también placer. Mi polla se puso muy dura, aprisionada bajo mi cuerpo, y él empezó ...