Hermanas Esclavas - Relatos Eróticos

Hermanas Esclavas

(Todo llega al final, después de 59 relatos y 432.539 lecturas, hoy público la última traducción de los relatos de ColalredSlutGirls, relatos llenos de sexo, fantasia ys obre todos esclavas con collar, ha sido un placer traducirlos y hacer que lleguen a todos esos lectores.

Como he dicho en otros relatos, tengo intención de continuar algunos de ellos, aunque de momento prefiero que me sirvan de inspiración y escribir mis porpios relatos desarrollados en estos mundos utopicos.

Estaré pendiente a la página de CollaredSlutGirls, y si volviese a publicar algun relato, estar seguros de que no tardaría en publicarlo.

Gracias por leer mis relatos y traducciones, por vuestros comentarios y valoraciones)

Historia 60 - Hermanas Esclavas

En su decimocuarto cumpleaños, Lady Adah recibió un regalo de cumpleaños especial de su padre, señor de la Ciudad-Estado de Urizah: una esclava.

Tia, como la emocionada cumpleañera bautizó a su nueva y hasta entonces innominada esclava, era una encantadora muchacha de unos 19 años, obviamente importada de los territorios del lejano oriente. Tenía la piel dorada como la miel y los ojos almendrados, piernas largas y, a pesar de su complexión delgada, unos pechos turgentes que atrajeron las miradas de todos los hombres de la sala cuando se arrodilló ante su nueva Ama para prometerle lealtad y servicio.

Adah amó a Tia desde el primer momento. Era la única hija de su padre, y más de una década menor que sus dos hermanos, lo que la llevó a aferrarse a la esclava mayor como si fuese una hermana.

Tia era específicamente la esclava de su Ama, pero pronto se convirtió en la mentora y confidente de la chica en muchos aspectos. Estaba sorprendentemente informada de los problemas a los que se enfrentaba una adolescente aristócrata en plena pubertad y ayudaba a Adah a navegar por esos terrenos con un mínimo de colisiones.

Sólo había una manzana de la discordia entre Ama y esclava. Avergonzada por la desnudez de su esclava, especialmente por sus pechos colgantes, Adah insistió en que Tia llevase un simple camisón cuando estuviese con ella.

Tia lo hacía, pero se oponía siempre que podía, diciendo que era antinatural vestir a una esclava por cualquier motivo que no fuese hacer frente a las inclemencias del tiempo o a los riesgos de seguridad. Adah, ignorando deliberadamente el balanceo de los pechos de Tia, se limitaba a mantenerse firme.

Al fin y al cabo, eso no impedía que Tia fuese utilizada por los hombres del complejo del palacio. Adah no había ordenado específicamente que Tia no fuese molestada por otros. Mientras que su padre podía reservar esclavas para su uso personal, Adah no manejaba a Tia de esa manera y permitía que los hombres la follasen siempre que no estuviese de servicio. Eso hacía que tanto los hombres como la propia Tia estuvieran más agradecidos a la joven Ama. Adah ignoraba las veces que Tia llegaba sudorosa, con el camisón arrugado y tal vez con residuos pegajosos resbalando por una ...